Mientras persista la disparidad de las tecnologías para la generación de energía eléctrica, el costo seguirá al alza y por consiguiente las tarifas.
Esto condena al gobierno a seguir subsidiando ese incremento como lo viene haciendo desde el 2022 como una de sus políticas para contener la inflación y otras distorsiones de la economía.
El último incremento decretado por la Comisión Reguladora de Energía (CREE), fue del 15.23 por ciento, correspondiente al segundo trimestre de este año -abril, mayo y junio- con vigencia a partir del 1 de julio.
Sin embargo, el gobierno ha decidido absorberlo nuevamente a un costo de 500 millones de lempiras mensuales, a la espera del próximo reporte del último trimestre, que sin duda alguna será al alza, dada las condiciones del mercado energético nacional y regional.
“La generación de energía prevista en todas las tecnologías, incluyendo las importaciones del Mercado Eléctrico Regional (MER), presenta variaciones con respecto a la real”, señaló el último informe de la CREE, refiriéndose a la matriz energética del país.
“Esta disparidad impactará en las diferencias entre el costo real y previsto para este ajuste, y si continúa así, también afectará en los ajustes futuros, esto debido a que cada central, dependiendo de su tecnología, presenta diferentes costos de generación”.
La matriz energética está compuesta por las centrales hidroeléctricas del gobierno y las térmicas, eólicas y biomasas de las privadas, a base de combustibles fósiles, el elemento principal que determina el costo de producir los casi dos mil megavatios de potencia de la demanda nacional promedio.