Arrestan a hombre tras matar a golpes a su compañera de hogar

CATACAMAS, Olancho. Un hombre fue capturado cuando pretendía huir minutos después de que un grupo de agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) encontrara el cadáver de la compañera de hogar del sospechoso escondido debajo de una cama.

El cuerpo de Angie Nicole Gómez, de 20 años, fue descubierto el 1 de enero en la casa donde vivía junto al sospechoso identificado como Medardo Galeano de 26 años, originario de Catacamas y residente en el barrio El Centro.

El arresto se ejecutó cuando Galeano pretendía huir. Se le supone responsable por los delitos de feminicidio, violación y violencia contra la mujer agravada.

Los detectives dijeron que lograron recabar múltiples evidencias que vinculan al sospechoso con el crimen, que están a la espera de un dictamen forense y de ADN para sustentar la acusación y conocer cuántos días tenía de fallecida.

El supuesto agresor también enfrenta cargos por el delito de violación, tortura y feminicidio en contra de Rivera Gómez, quien deja una niña que quedó huérfana.

Triste relato

“Es algo horroroso”, exclamó Roger Hernández Gómez, padre de Angie Nicole Rivera, quien exigió justicia para el presunto criminal y que la muerte de su hija no quede impune.

Desde la morgue de Medicina Forense, el dolor de un padre resonó con fuerza tras la tragedia que sacudió a su familia.

Compartió su testimonio sobre la tragedia que vivieron al descubrir el crimen. «Para mí es algo horroroso; yo desconocía lo que le estaba pasando a mi hija”.

“Nosotros nos dimos cuenta porque su hermana, alarmada desde Estados Unidos, pidió que la buscaran. Fue entonces que mis otros hijos llegaron a su casa y él decía que ella había salido, pero la tenía escondida bajo la cama», relató.

Angie, madre de una niña de apenas 4 años, murió a golpes, según reveló la investigación preliminar.

«Nos enteramos hasta ahora que antes la había golpeado, pero nunca nos dijo nada. Fue una cuñada quien lo sabía, pero no lo compartió hasta que ya era demasiado tarde», recordó el acongojado padre.

Lizzy Irías

Editora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *