La autopsia arrojó detalles escalofriantes en el crimen de una jovencita, madre de dos niñas, que apareció “encostalada”, el fin de semana, debajo de un puente a escasos metros del plantel de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) en la aldea Las Casitas, extremo sur de la periferia del Distrito Central.
La víctima fue identificada como Nubia Yalenis López Montoya (24) quien había desaparecido desde el jueves, de un sector de la colonia El Carrizal, extremo norte de Comayagüela. Se indicó que el saco donde fue envuelta tenía escrita con marcador negro, la leyenda: “Por engañarme con otro”.
El informe de autopsia reveló detalles estremecedores sobre el crimen, a la jovencita no solo la asesinaron, sino que también la torturaron con brutalidad antes de arrebatarle la vida.
Según Medicina Forense, su cuerpo presentaba múltiples fracturas en las extremidades, golpes contundentes en el rostro y signos claros de tortura. “No fue una muerte rápida, la hicieron sufrir”, dijo una fuente.
Estas revelaciones han desgarrado aún más el corazón de su familia, que exige justicia. Su madre apenas pudo hablar entre lágrimas al salir de la morgue: “Se la llevaron así nomás ¿Quién me devuelve a mi hija?”, expresó profundamente golpeada por el dolor.
Por su parte, Issa Alvarado, portavoz de Medicina Forense, confirmó que la muerte posiblemente ocurrió entre la noche del 22 y la madrugada del 23 de mayo.
La Dirección Policial de Investigaciones (DPI) maneja una línea de investigación que apunta a un posible crimen pasional, aunque no descartan que el mensaje encontrado haya sido plantado para despistar, considerando que es una letra normal, nada parecida a la que acostumbran las maras y pandillas. En ese contexto, indaga si López Montoya sostenía una relación sentimental que pudiera estar ligada al crimen.
Este caso se suma ya cien mujeres asesinadas en lo que va del año, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH). La impunidad sigue reinando, entre la pregunta sin respuesta: ¿hasta cuándo?
Mientras, en una casa sencilla construida de madera y techo de zinc en El Carrizal, dos pequeñitas preguntan con insistencia y sin entender: “¿Cuándo vendrá mamá?”.
