China quiere borrar a Wuhan como epicentro del coronavirus y ya comenzó a hacerlo
Desde el primer brote de una extraña neumonía causada por un coronavirus similar al SARS, las autoridades de Wuhan, en la provincia de Hubei, ocultaron al mundo lo que ocurría. Los contagios estaban bajo control y no había nada que temer, argumentaban quienes conducían los destinos de los millones de habitantes de aquella región de China. Sin embargo, los contagios y las muertes comenzaron a aumentar, hasta que finalmente Beijing tuvo que reconocer la gravedad del asunto: tarde, el Sars-CoV-2 ya se había expandido por todo el mundo.
Wuhan quedó no sólo como la primera ciudad que se sometió a una estricta cuarentena, sino que su nombre se grabó en millones y millones de personas como el germen de la pandemia que ya mató a 1.170.000 pacientes, según datos de Johns Hopkins University of Medicine. El régimen chino, preocupado por su imagen, comenzó una campaña monumental de venta a bajo costo de material para protección médica y cubrebocas. Se la llamó “diplomacia de las mascarillas”. Con esa estrategia de bajo costo, la gran nación conducida por Xi Jinping intentaba borrar la percepción extendida sobre la responsabilidad histórica de su administración por las muertes y el desastre económico generados.
Pero ahora, más de un año después de que se iniciaran los contagios según la Universidad de Harvard, China pretende borrar a Wuhan como el epicentro de la pandemia. El Partido Comunista Chino (PCC) dio la orden de comenzar a reescribir esa historia. El plan es claro: el virus fue importado a su país desde algún otro punto del planeta. Pero, ¿cómo pudo ocurrir eso? La cronología es simple y comenzó a gestarse desde hace unos meses. Una pista: los productos congelados.
El 15 de junio pasado, una noticia recorría el mundo. Las autoridades sanitarias del país recomendaban no comer salmón importado luego de que supuestamente detectaran una cepa de coronavirus en uno de los envíos. En aquella oportunidad se lo vinculó con un rebrote que se inició en uno de sus mercados más grandes del mundo, el de Xinfadi, emplazado en la capital china. Los paquetes identificados provenían de Dinamarca, Noruega. Australia y Chile.