TEGUCIGALPA. Una hondureña logró sobrevivir milagrosamente luego de haber andado en su estómago por 40 días y 40 noches una sábana que, de forma inexplicable, fue “olvidada” por los doctores que le realizaron una cirugía por apendicitis en el Hospital Escuela (HE).
“Entré un 27 de noviembre del 2016 al Hospital Escuela por apendicitis y al momento de la cirugía, me mandaron a ginecología del Materno Infantil”, recordó la paciente.
Agregó que “cuando estoy en recuperación, me dijo mi madre que me extrajeron el apéndice, un ovario y una trompa, cuando no tuvieron autorización, no pidieron autorización para eso”.
“Me dan el alta, aún con dolor y malestar que no era normal; yo había pasado por dos cesáreas y sabía que ese dolor no era normal y aunque les dije, me despacharon”, contó la víctima.
DOLOR INCÓMODO
Asimismo, explicó que le indicaron ir a un centro de salud dentro de 10 días para sacarse los puntos, por lo que pasó unos días muy difíciles, debido al fuerte e incómodo dolor en su estómago.
“Yo sentía que mi estómago tenía algo adentro, ni era normal el dolor que yo sentía, yo sentía como que tenía un bebé adentro porque se me movía”, describió.
Añadió que “en ninguna posición me podía sentar por el dolor que sentía”.
El 4 de enero de 2017, se le abrió la operación, supurando pus, y entonces buscó atención con su ginecólogo, quien le recomendó un ultrasonido. También buscó atención en un centro privado.
La víctima relató que “el doctor me dijo que era algo extraño que yo tengo en mi cuerpo, él me dice que, si me acompañaba alguien, ya que era grave lo que yo tenía y él no sabía cómo explicármelo, y yo le dije que me diga, porque no aguantaba el dolor, ni el roce de la camisa”.
“Y él lo único que me pudo decir es que tenía un textiloma extraño en su cuerpo, ¡me dicen que es de emergencia, de vida o muerte! ¡Se me vino el mundo encima! Porque solo pensaba en mis dos hijos”, detalló entre lágrimas.
ALTA CONTAMINACIÓN
Asimismo, contó que su condición económica no le permitía una cirugía, pero con muchos sacrificios ingresó a un centro privado donde le dijeron que estaba dañada, que existía un 50 por ciento de posibilidades de que muriera y un 50 por ciento de que sobreviviera.
“Ingreso, me operan y llaman a mi esposo para que mirara lo que yo tenía adentro, era como el tamaño de una funda, ¡era una funda literal!, eso era lo que yo tenía adentro”, aseguró.
Explicó que debido a la alta contaminación que tenía, fue necesario dejarla con drenajes.
“¡Solo pido justicia! Porque mi vida estuvo en riesgo, porque pude haber dejado a mis hijos sin su madre, pido justicia por todos los daños que yo tuve, por todo el sufrimiento”, manifestó.
La perjudicada clamó que no se juegue con la vida de las personas, ya que muchos no cuentan con los recursos para buscar una solución en un centro privado.