Túnez se despertó este lunes inmerso en una grave crisis política luego de que el presidente Kais Saied decidiera el domingo suspender la actividad parlamentaria y atribuirse plenos poderes ejecutivos, lo que llevó al principal partido gobernante, Ennahdha, a denunciar un “golpe de Estado”.
La joven democracia tunecina funciona desde 2014 con un sistema parlamentario mixto en el que el jefe de Estado solo tiene prerrogativas en materia de diplomacia y seguridad.
“La Constitución no me permite disolver el Parlamento, pero sí suspender su actividad”
Los tunecinos, enojados por las luchas de poder y la cuestionada gestión de la crisis social y sanitaria por parte del gobierno, salieron a la calle a pesar de un toque de queda, lanzando fuegos de artificio y haciendo sonar las bocinas de sus autos en la capital Túnez y otras ciudades.
“Ese es el presidente que nos gusta”, exclamó Nahla, una mujer de unos 30 años envuelta en la bandera de Túnez en medio de una multitud. A su lado, un tunecino se preocupaba por el posible “nacimiento de un nuevo dictador”.
El presidente Kais Saied anunció estas medidas tras una reunión de urgencia en el palacio presidencial de Cartago, en un momento en que Túnez se enfrenta a una fuerte ola del covid-19 y una profunda crisis política que paraliza el país desde hace meses.
“La Constitución no me permite disolver el Parlamento, pero sí suspender su actividad”, dijo Saied, quien tomó su decisión con base en el artículo 80 de la carta magna, que permite adoptar este tipo de medidas ante un “peligro inminente”.
“He tomado las decisiones que la situación exige para salvar a Túnez, el Estado y el pueblo tunecino”, expresó el gobernante tras reunirse con los responsables de las fuerzas de seguridad. “Nos encontramos en momentos muy delicados en la historia de Túnez”, agregó.
Saied anunció que se hará cargo del Poder Ejecutivo con “la ayuda del gobierno” y que designará a un nuevo primer ministro. Además, levantó la inmunidad parlamentaria de los diputados.
El objetivo, dijo, es garantizar un funcionamiento regular del poder público “lo antes posible” mientras que el Tribunal Constitucional -pendiente de creación desde 2015- debe supervisar dicho proceso y decidir sobre su extensión.
“Es un golpe de Estado contra la revolución”
La medida fue condenada por el partido gobernante Ennahdha, de orientación islamista, que lo calificó como “un golpe de Estado contra la revolución”.
El dirigente de la Coalición islamista Al Karama, también tachó de ilegal la iniciativa presidencial y pidió a los diputados retomar su puesto a partir del martes y llevar a cabo la destitución del presidente.
Según la prensa local, las autoridades decretaron a partir de este lunes a medianoche el cierre del espacio aéreo y las fronteras marítimas por una duración ilimitada. Además, se desplegaron unidades del Ejército alrededor del Parlamento, la sede del Gobierno y otros edificios institucionales.
El sitio web Tunisie Numérique reveló asimismo que la justicia ha adoptado medidas cautelares de prohibición de abandonar el territorio nacional contra el presidente del Parlamento, así como sus 64 diputados.
Sentada frente al parlamento
“Lo que Kais Saied está haciendo es un golpe de Estado contra la revolución y contra la constitución, y los miembros de Ennahdha y el pueblo de Túnez defenderán la revolución”, indicó el partido islamista en un comunicado difundido en su página de Facebook.
El líder de Ennahdha y presidente del parlamento, Rached Ghannouchi, junto a varios diputados intentó ingresar a la sede la cámara custodiada por soldados, según un video difundido en la cuenta Facebook de su partido.
“El ejército debe proteger el país y la religión”, dijo Ghannouchi dirigiéndose a los soldados para que abrieran la inmensa puerta del parlamento cerrada con una cadena.
“Somos militares, cumplimos órdenes. Nos pidieron que cerráramos el parlamento”, respondió uno de los militares.
“Soldados, oficiales, les pedimos que estén del lado del pueblo”, replicó Ghannouchi, que decidió hacer una sentada en la puerta de la sede legislativa.
Frustración ciudadana
Antes de conocerse la decisión del presidente, varias sedes regionales de Ennahda habían sido asaltadas e incendiadas a lo largo del domingo en las diferentes manifestaciones que tuvieron lugar en todo el país para pedir la dimisión del Gobierno y la disolución del Parlamento por su gestión de la crisis del coronavirus y el deterioro de las condiciones de vida.
“Cambiemos de régimen” o “El pueblo quiere la disolución del Parlamento”, fueron algunas de las principales proclamas en las protestas, en las que abundaron las críticas al primer ministro Mechichi.
Miles de ciudadanos volvieron después a las calles para celebrar el anuncio de Said.
Pese al toque de queda y las restricciones de la crisis sanitaria que prohíben todo tipo de manifestaciones públicas, la capital vivió un ambiente festivo en el que miles de coches y transeúntes festejaron la noticia ante la mirada de las fuerzas de seguridad hasta altas horas de la noche.
La opinión pública tunecina se muestra exasperada por los conflictos entre partidos que ha paralizado los poderes públicos y reclama también la falta de respuesta del gobierno a la crisis sanitaria, que ha dejado a Túnez sin abastecimiento de oxígeno.
Con cerca de 18.000 muertos en el país de 12 millones de habitantes, Túnez presenta una de las peores tasas de mortalidad por covid-19 en el mundo.
(Con información de AFP y EFE)