Cuatro jóvenes deportados desde México y los Estados Unidos han sido ultimados con saña en diferentes ciudades de Honduras, precisamente un día emigraron por problemas de inseguridad en sus localidades de domicilio.
En el caso más reciente, se confirmó el crimen contra Rigoberto Bueso Alfaro (26) en una calle de la colonia Losusa, sector Chamelecón, zona norte de Honduras.
El atentado mortal ocurrió alrededor de las 10:28 de noche del sábado cuando dos sospechosos interceptaron a la víctima y le dispararon en trece ocasiones, causándole la muerte instantánea. La muerte violenta aconteció en una calle oscura, frente a una iglesia evangélica.
Bueso Alfaro, originario de San Pedro Sula, residía en la colonia Losusa y había sido deportado de México hace dos meses, confirmaron familiares y amigos. Las autoridades policiales emprendieron operativos para capturar a los responsables. El cuerpo fue trasladado a la morgue para la autopsia correspondiente.
Una versión establece que el crimen está ligado a la pelea de territorio entre estructuras criminales, sin embargo, familiares aseguraron que el muchacho laboraba en forma honesta como ayudante de albañil y precisamente había emigrado por causas de inseguridad y búsqueda de nuevas oportunidades de vida. Pobladores de esa comunidad también lamentaron la violencia extrema que cobró otra vida de este joven.
Otro hecho violento similar se había registrado, el 11 de febrero en el barrio Alvarado de La Ceiba, Atlántida, con el homicidio de David Navarro, quien había sido deportado hace 15 días desde Estados Unidos.
