Todos los puestos fronterizos entre Rusia y Finlandia permanecerán cerrados durante al menos dos semanas a partir del jueves. La decisión fue anunciada por el Gobierno finlandés este martes 28 de noviembre para regular el aumento de llegadas de solicitantes de asilo, en medio de denuncias de Finlandia de “injerencia rusa”.
Después de haber cerrado todos menos uno de sus puestos fronterizos con Rusia la semana pasada, Finlandia cerrará el último de ellos, el de Raja-Joosep, situado en el Ártico, el jueves, anunció el Gobierno este martes 28 de noviembre. El país intenta detener el flujo excepcionalmente alto de solicitantes de asilo desde Rusia.
Unos 900 solicitantes de asilo procedentes de países de África y Medio Oriente, como Kenia, Marruecos, Pakistán, Somalia, Siria y Yemen han entrado en Finlandia desde Rusia en noviembre. Esta cifra es treinta veces superior a la cifra habitual.
Solo los trenes de carga podrán pasar entre los dos países, dijo la Guardia de Fronteras de Finlandia. Los que deseen solicitar asilo podrán hacerlo llegando en barco o en avión, informó el Gobierno finlandés el martes.
Según el Gobierno finlandés, el cierre de este puesto fronterizo es una medida «necesaria y proporcionada» ya que el incremento de refugiados en esta frontera se debe a un «ataque híbrido» de Moscú que buscaría desestabilizar el país tras su reciente ingreso en la OTAN en abril.
De hecho, Moscú había dicho que la entrada de Finlandia en la OTAN sería un “error” y que tendría consecuencias en las relaciones ruso-finlandesas.
«Se trata de actividades de injerencia rusa y eso es algo que no aceptamos», denunció el primer ministro finlandés, Petteri Orpo. «Rusia ha provocado esta situación y también puede ponerle fin», agregó, asegurando que la inteligencia del país había informado que les autoridades rusas ayudaban a los solicitantes de asilo a llegar a la frontera.
Según el ministro, la facilidad con la cual los migrantes llegan a la frontera norte es la prueba de que Rusia está involucrada en esta actividad. Finlandia habría visto llegar a solicitantes de asilo en bicicleta a su frontera ártica, lo que lleva a pensar que fueron ayudados en el trayecto.
Finlandia teme enfrentarse a una situación similar a la que vivió en Polonia en 2021, cuando miles de migrantes llegaron a su frontera con Belarús en lo que Varsovia denunció como un supuesto intento del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, de aprovechar la llegada de migrantes para provocar una crisis en el vecino país.
Una decisión «irracional», según Rusia
El viceministro de Exteriores ruso Alexandr Grushkó calificó de «irracional» la decisión del Gobierno finlandés de cerrar la frontera. «Podemos comentar decisiones racionales, en las que se puede buscar una lógica, pero la decisión (de Finlandia) es irracional», aseguró Grushkó, según la agencia TASS.
En 20 de noviembre, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov ya había dicho que «no aceptaba tales acusaciones» y había denunciado una «postura puramente rusófoba» de las autoridades finlandesas.
Según Rusia, cerrar estos puestos fronterizos llevará a crear nuevas «líneas divisorias en Europa» y supondrá un coste de 3.000 millones de euros a Finlandia.