Un hondureño de 20 años, identificado como Miguel Ángel Hernández Meza, murió ahogado dentro de una piscina en la residencia donde trabajaba en la comunidad de Periana, en la ciudad de Málaga, España.
El joven, que había llegado a España menos de un año atrás, se desempeñaba en una finca recogiendo olivas. Según la información brindada por su madre, Miguel Ángel había ganado la confianza de su jefe gracias a su carisma y entusiasmo por el trabajo, forjando una relación cercana con él.
El pasado viernes 12 de julio, el dueño de la finca invitó a Miguel Ángel a quedarse en la residencia, la cual contaba con una piscina. Esa noche, Miguel Ángel se quedó solo en la finca, y desde entonces su madre no volvió a tener noticias de él. Desesperada, trató de comunicarse con él a través de su celular, al igual que el jefe del joven, pero no obtuvieron respuesta.
Al día siguiente, ambos se dirigieron a la finca, donde lamentablemente encontraron el cuerpo de Miguel Ángel flotando en la piscina. La madre del joven, destrozada, expresó que había llevado a su hijo a España con la esperanza de que tuviera mejores oportunidades laborales, sin imaginar que allí perdería la vida.
La trágica muerte de Miguel Ángel ha conmocionado a la comunidad, recordando los riesgos que enfrentan los migrantes en su búsqueda de mejores condiciones de vida.