La deforestación en la Amazonía brasileña cae a su nivel más bajo desde 2018

La Ciudad de México abarca alrededor de 1.495 kilómetros cuadrados, por lo que 9.000 kilómetros cuadrados son aproximadamente seis veces el tamaño de la capital mexicana.

Esa cifra son los kilómetros cuadrados de la Amazonía brasileña que fueron talados en el último año.

Los datos, proporcionados por la agencia de investigación espacial brasileña INPE a través de su programa de monitoreo por satélite Prodes, ofrecen una visión más precisa en comparación con los del sistema de alerta semanal, Deter.

El retorno al poder del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, a principios de este año, ha marcado un cambio significativo en la política ambiental. Lula ha prometido a la comunidad internacional la reconstrucción del sistema de protección de la selva tropical y frenar la deforestación.

Esta tendencia positiva se ha mantenido durante seis meses consecutivos, según muestran las tasas de deforestación. La disminución es particularmente destacada en medio de la sequía extrema que afecta a grandes áreas de la Amazonia brasileña, secando ríos y permitiendo que los incendios agrícolas se extiendan peligrosamente hacia las selvas tropicales.

Estos avances se atribuyen a las políticas ambientales estrictas implementadas por Lula, quien presentó recientemente planes concretos para eliminar la deforestación en la Amazonia para 2030. Estos planes incluyen medidas como el fortalecimiento de la aplicación de la ley contra los delitos ambientales y el impulso del desarrollo económico sostenible.

Menos deforestación con las medidas de Lula

“La reducción de la deforestación es directamente resultado del mayor respaldo gubernamental para implementar medidas de control ambiental.”, afirmó en una conferencia de prensa Marina Silva, ministra de Medio Ambiente de Brasil.

Esta baja significativa, especialmente en junio, con un descenso del 41% en comparación con el mismo mes del año pasado, se ha vinculado con las leyes ambientales impulsadas por el Gobierno de Lula, quien cumple 11 meses de mandato. Aunque no está claro si la deforestación total de 2023 disminuirá, ya que los datos del período de mayor pérdida de bosques e incendios, de julio a septiembre, aún no se han reportado.

El Gobierno de Lula lanzó un plan ambicioso en octubre para abordar la deforestación ilegal. Este plan se implementó después de cambios legislativos que limitaron algunos poderes del Ministerio de Medio Ambiente, impulsados por legisladores de la oposición en el Congreso.

La Administración de Lula se comprometió a confiscar la mitad de todas las tierras deforestadas ilegalmente en áreas con designaciones especiales de protección ambiental. También se propuso designar tres millones de hectáreas (7,4 millones de acres) como tierras protegidas para 2027 y fortalecer la red de monitoreo ambiental de Brasil.

Además, el presidente ha buscado activamente apoyo de las naciones más ricas del mundo para financiar iniciativas centradas en la protección de la selva tropical. Esto se suma a los esfuerzos actuales realizados por Noruega y Alemania a través del Fondo Amazonía.

La protección ambiental cobra mayor importancia en el contexto de las negociaciones del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el bloque del Mercosur, del que forma parte Brasil.

La Unión Europea ha presentado nuevos requisitos para los países de Mercosur sobre lucha contra los delitos ambientales, resaltando la importancia de la preservación en estas conversaciones comerciales.