El dictador venezolano se entusiasmó con la idea de volar fuera de su país para participar en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un arma política regional del chavismo y de Cuba.
No visita una nación sudamericana desde hace más de cinco años. Cuando decide subir a un avión se asegura que la tierra que vaya a pisar sea lo suficientemente firme como para que le garanticen que no será detenido. Esos regímenes son, por lo general, autocracias y dictaduas: Rusia, Irán, China, Cuba, Turquía. Y algún otro con instituciones amordazadas, lábiles o cooptadas por organizaciones criminales.
Maduro está encerrado, las fronteras de su país son su celda. No puede moverse fuera con la libertad que desearía. Pesan sobre él acusaciones por los delitos más aberrantes.
En la Corte Penal Internacional de La Haya se lo acusa de los peores crímenes por ser la cabeza de un estado que secuestra, tortura y asesina. Por ser responsable de una maquinaria atroz que persigue a quien piensa distinto. Su régimen ha expulsado en un puñado de años a 7.100.000 venezolanos que debieron buscar refugio y una nueva vida en otras partes del mundo.
Pero no sólo La Haya está investigando a Maduro y sus cómplices. El jefe de estado es buscado por la DEA en los Estados Unidos, el organismo encargado de perseguir y desarticular carteles de la droga. Las pruebas para activar la captura fueron reunidas por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. El encargado es el fiscal Geoffrey Berman.
Berman dice que desde 1999 hasta 2020 Maduro, Diosdado Cabello y Hugo Armando Carvajal Barrios, “El Pollo”, entre otros “participaron en una conspiración narcoterrorista corrupta y violenta entre el Cartel de Los Soles y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”. Para el fiscal, Maduro “ayudó a dirigir y en última instancia, a liderar el Cartel de Los Soles a medida que ganaba poder en Venezuela”.
De esos tres, el que más cerca está de ser extraditado a los Estados Unidos es “El Pollo” Carvajal, quien está detenido en España a la espera de subir a un avión.
El Departamento de Justicia norteamericano puso un precio a su cabeza: 15 millones de dólares. El premio por aportar información que conduzca a su aprehensión está al mismo nivel que el que se puso sobre Ismael Zambada García, conocido como “El Mayo”, socio del más conocido Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien ya fue sentenciado por narcotráfico en los Estados Unidos y terminará su vida en Florence, una prisión de máxima seguridad de Colorado