La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) documentó 686 muertes y desapariciones de migrantes en la frontera el año pasado, pero es probable que el cómputo real sea mayor por la falta de datos, incluidos los de oficinas forenses de condados fronterizos de Texas y la agencia mexicana de búsqueda y rescate.
En un paisaje de extensos desiertos, cañones y colinas repletas de cactus, los migrantes son víctimas de golpes de calor en verano y de hipotermia en invierno, según las autoridades fronterizas estadounidenses. Algunos cadáveres nunca se encuentran.
Paul Dillon, portavoz de la OIM, afirmó que los números registrados «representan las estimaciones más bajas disponibles».
«Las alarmantes cifras son un duro recordatorio de la necesidad de una acción decisiva para crear vías regulares de migración legal», dijo a los periodistas en Ginebra.