Remesas “enfrían” recalentamiento financiero nacional

Para países en vías de desarrollo como Honduras, las remesas familiares se convirtieron en una de las principales fuentes de recursos financieros, lo que tiene repercusiones directas e indirectas en sus economías, que van desde la demanda agregada, la inversión en capital humano, la producción y la balanza de pagos, hasta la reducción de la pobreza y desigualdad social.

Entre estos efectos indirectos, es de particular interés conocer también el impacto de las remesas en la estructura productiva de Honduras, según los informes divulgados por las autoridades estatales.

Datos del Banco Central de Honduras (BCH), reportaron hasta junio de 2024 más de 4,628 millones de dólares en concepto de remesas familiares que envían los connacionales, con un aumento interanual de 2.6% las cuales en su mayor parte son utilizadas en consumo, sobre todo en educación, salud, construcción y mejora de viviendas, indicó el economista, Helmis Cárdenas.

El experto en temas económicos, reseñó que muchas de las migraciones corresponden a la zona rural, debido a la precariedad laboral, por lo que gran parte de las remesas, se utilizan en servicios de salud, alimentación, educación, y en alguna proporción la invierten en mejoramiento de viviendas o compra de propiedades que mejoran las condiciones de vida de las familias receptoras de divisas.

No obstante, Cárdenas, mencionó que las remesas familiares se han venido desacelerando por las situaciones del empleo en Estados Unidos.

El envío de remesas de los compatriotas residentes en la nación del norte de América, representan una cuarta parte (26.7%) del Producto Interior Bruto (PIB), hondureño y se han constituido en uno de los principales sustentos de las familias con escasos recursos económicos.

Otros conocedores de la materia consideran que las remesas de algún modo han sido utilizadas en emprendimientos factor que ayuda a la generación de empleo y dinamiza la economía por mayor circulación para la compra de mercancías y otros productos.

Del mismo modo, otros son del criterio que las remesas familiares no tienen que gastarse en su totalidad en el consumo, sino que las familias deben procurar el hábito del ahorro en instituciones financieras y cuyos recursos serían como un patrimonio o para hacerle frente a imprevistos que surjan.

Carlos García

Editor

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