Las autoridades rusas dijeron este martes que cerraron una investigación criminal sobre la rebelión armada encabezada por el jefe mercenario Yevgeny Prigozhin, sin cargos contra él ni contra ninguno de los otros participantes.
El Servicio Federal de Seguridad, o FSB, explicó que su investigación encontró que los involucrados en el motín “detuvieron las actividades dirigidas a cometer el crimen”.
Durante el fin de semana, el Kremlin se comprometió a no procesar a Prigozhin y sus combatientes después de que se detuvo la revuelta el sábado, a pesar de que el presidente Vladimir Putin los había calificado de traidores.
El cargo por montar un motín armado conlleva una pena de hasta 20 años de prisión. El hecho de que Prigozhin escape al enjuiciamiento contrasta marcadamente con la forma en que el Kremlin ha estado tratando a quienes organizan protestas contra el gobierno.
Muchas figuras de la oposición en Rusia han recibido largas penas de prisión y están cumpliendo condena en colonias penales conocidas por sus duras condiciones.