Las fiestas patrias más que una jornada cívica, que todos los gobiernos impulsan, con el apoyo de las instituciones educativas, privadas y públicas, se convierten en una oportunidad de hacer negocio para los profesionales de oficios que durante todo el año pasan “muertos” porque la demanda es escasa. Tal es el caso de los fabricantes de calzado, cuyo negocio como tantos otros, son un sacrificio.
Sin embargo, ahora que se aproximan los desfiles, decenas de zapateros no alcanzan a cumplir con la demanda de pedidos, especialmente, de las famosas botas que calzan las palillonas que engalanan las fiestas patrias. En la séptima avenida de Comayagüela, conocida como la zona de los zapateros, la demanda es una ola gigantesca, que tiene felices a los este oficio, porque solo en esta temporada, aunque no duerman, el trabajo les permite superar sus problemas económicos, que los asfixian el resto del año.
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