El colirio Ala Octa, elaborado por la empresa alemana Alamedics, ha provocado ceguera y otros problemas oculares en más de cien pacientes en España. Se trata de un producto sanitario que se utiliza durante las cirugías de retina y que los pacientes se aplicaban posteriormente para aliviar problemas oculares tales como desprendimiento de retina, desgarros o traumas en los ojos.
Los pacientes que usaron Ala Octa sufrieron ceguera irreversible, necrosis de la retina, atrofia del nervio óptico, disminución de la agudeza visual, inflamación o vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos). Tras la primera veintena de víctimas en 2015, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ordenó la retirada del colirio debido a su elevado grado de toxicidad.
La AEMPS se encargó también de hacer llegar esta información a la Sociedad Española de Oftalmología y de iniciar un estudio que acabó demostrando que el colirio Ala Octa tenía más de un 50% de probabilidad de muerte del nervio óptico irreversible. El eco de la investigación llegó al resto del mundo y la empresa Alamedics retiró todos los lotes del colirio del mercado español, europeo y, por último, mundial. La farmacéutica alemana no tardó mucho en declararse en quiebra.
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/KMAOUEZB4JB23IBNJSI2CTC5PA.jpg 420w)
El nervio óptico es el que lleva las imágenes que ve el ojo al cerebro. Cuando se atrofia, la visión se opaca y se reduce el campo visual y la vivacidad de los colores. A la larga, la pupila tendrá menos capacidad de reaccionar ante la luz y finalmente dicha capacidad se podrá perder. Si no se trata a tiempo la enfermedad que subyace a la atrofia óptica, la pérdida de visión puede llevar a la ceguera total.