Manifestantes que se oponen a los cierres se reunieron el sábado en el centro de Londres, horas después de que la capital británica pasara al segundo nivel más alto de alerta por COVID-19.
A medida que se acelera una segunda ola de infecciones, el gobierno del primer ministro Boris Johnson ha intensificado las restricciones locales en partes de Inglaterra donde los casos están aumentando, con la esperanza de proteger la economía al permitir que las regiones menos afectadas permanezcan abiertas.
Desde la medianoche, Londres subió al “nivel 2” o de “alto riesgo”. Esto prohíbe a las personas reunirse con alguien fuera de su hogar o “burbuja de apoyo”, incluidos amigos o familiares que ayudan a cuidar a los niños, en cualquier entorno interior.
Las normas también prohíben que más de seis personas se reúnan al aire libre, aunque la policía decidió no hacerlas cumplir cuando varios miles de activistas contra los cierres marcharon por Oxford Street, una de las calles comerciales más concurridas del mundo en tiempos normales.
Los manifestantes ven las restricciones del COVID-19 como innecesarias y una violación de sus derechos humanos. Algunos se oponen al uso de mascarillas y a las vacunas.
Algunos llevaban pancartas que decían: “MI CUERPO ES MI ELECCIÓN, NO A LAS MASCARILLAS OBLIGATORIAS”.
“Hay muchas cosas que pueden matarte, ya sabes, podrían pasar cualquier día”, dijo el manifestante Aragorn Kyley, de 17 años. “Se trata de vivir, no solo de sobrevivir. Queremos poder disfrutar de nuestras vidas, no solo estar pegados en casa.”
Al sábado, el 57% de la población del Reino Unido vivía bajo restricciones más estrictas de COVID-19.
Sin embargo, científicos del grupo SAGE que asesora al gobierno, y el principal opositor, el Partido Laborista, quieren que los ministros vayan más allá e impongan un breve cierre a nivel nacional o el denominado “cortacircuito” para la propagación de la enfermedad.