Las negociaciones del Mercosur con la UE serán el principal tema de una cumbre del bloque económico sudamericano, y el anfitrión, Brasil, espera su rápida conclusión.
Las negociaciones con la UE serán el principal tema de la agenda y el anfitrión, Brasil, espera su rápida conclusión. Pero el gobierno saliente de Argentina, la segunda mayor economía del bloque, ha dicho que se opone al pacto, aunque el presidente electo, el ultraderechista Javier Milei, que asumirá el cargo el domingo, ha expresado su apoyo.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defiende un acuerdo en el que se lleva trabajando dos décadas. Sus principales socios han sido España, que ostenta la presidencia rotativa de la UE, y Alemania.
Paraguay y Uruguay también forman parte del bloque y se espera que este jueves se anuncie la incorporación de Bolivia.
Un acuerdo comercial entre Mercosur y la EU implicaría la integración de un mercado de más de 700 millones de personas, alrededor un cuarto del Producto Interno Bruto global y unos 100.000 millones de dólares anuales en comercio bilateral de bienes y servicios.
Además reduciría las obligaciones aduaneras y facilitaría el acceso de los exportadores agrícolas al mercado europeo, así como de los fabricantes europeos a los países de Mercosur.
“Cuando yo era negociador en 2010, pensamos que estaría terminado en dos años”, apuntó Welber Barral, quien en aquel momento representaba a Brasil, a AP. La cumbre de Río es otra oportunidad perdida, dijo, y señaló que “esta demora es muy mala para todos. Si el acuerdo fracasa, podría haber un intercambio de culpas que no ayuda a nadie”.
Los dos bloques alcanzaron en 2019 un acuerdo básico que debía ser el primer paso hacia uno total. Pero nunca se implementó debido a una férrea resistencia a ambos lados del Atlántico, incluyendo pedidos de protección ambiental en Sudamérica y la preocupación de algunos países europeos, especialmente Francia, por la llegada de productos baratos.
Las reticencias del actual gobierno argentino, que advirtió que sus exportaciones manufactureras y agrícolas se verían afectadas negativamente, también frenaron el avance. Milei criticó duramente a Mercosur en el pasado y pidió repetidamente su eliminación durante su campaña presidencial en noviembre, pero no ha vuelto a hacer declaraciones de ese estilo desde entonces. De hecho, su gobierno ha apuntado que quiere que el acuerdo se complete.
Pero es poco probable que la alianza se formalice este año, o incluso el que viene, debido a las elecciones europeas de 2024, apuntó Barral, quien ahora trabaja en la consultora BMJ de Brasilia, especializada en relaciones gubernamentales y comercio internacional.
“Incluso aunque este acuerdo se aprobara hoy, habría una revisión jurídica, traducción a todos los idiomas de la UE, aprobación por parte de todos sus parlamentos, ratificación y solo entonces sería válido”, explicó Barral. “Una visión optimista sería que esté finalizado en cinco años”.
Argentina no es el único obstáculo en Sudamérica. Paraguay, que releva a Brasil en la presidencia esta semana, también parece haber renunciado.
Lula “ha hecho un esfuerzo sobrehumano”, dijo el presidente del país, Santiago Peña, en una entrevista con el canal de televisión local GEN el lunes. “El problema es que, en el otro lado, no hay interés”.
El mandatario paraguayo destacó que los negociadores europeos no están dispuestos a reconocer a las autoridades de cumplimiento en los países del Mercosur y, en su lugar, quieren llevar a cabo sus propias evaluaciones. Esto, apuntó, sería una violación de la soberanía y, como tal, una condición que sabotea los posibles avances.
“Ya estamos mirando en otra dirección”, agregó Peña, quien dijo que Mercosur firmará un acuerdo de libre comercio con Singapur esta semana.
El bloque busca también acuerdos con Canadá y Corea del Sur, y los analistas dicen que se está considerando otro con Indonesia.