Cuatro taxis fueron quemados en ataques atribuidos a pandillas, dos en La Ceiba, Atlántida, otro en La Lima, Cortés, y el último en Nacaome, Valle, zona sur de Honduras.
Trascendió que estructuras criminales dedicadas al cobro de extorsiones han endurecido sus acciones delictivas contra estas unidades que generaban sustento a familias hondureñas y prestaban un servicio a la población.