Empujada por la necesidad de cooperar en materia migratoria, la Administración de Joe Biden en Estados Unidos ha pasado de criticar las tendencias autoritarias del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, a felicitarlo por su reelección en las elecciones del domingo.
Enormemente popular por su combate frontal a las pandillas, Bukele arrasó en los comicios del domingo y ejercerá otros cinco años como presidente a pesar de que la Constitución salvadoreña prohíbe los mandatos presidenciales consecutivos.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, felicitó a Bukele y le extendió la mano para trabajar juntos, al mismo tiempo que remarcó como prioridad la defensa de los derechos humanos y de las garantías judiciales.
Un cambio de tono
Aunque señaló el tema de los derechos humanos, su tono es diferente al que tuvo al principio la Administración de Biden, cuando denunciaba la “ruptura democrática” del Gobierno de Bukele en El Salvador por la destitución de jueces en 2021.
“La Administración de Biden empezó con una postura de mayor enfrentamiento a Bukele, pero no les funcionó”, cuenta a EFE Michael Shifter, experto en estudios latinoamericanos del centro de pensamiento Diálogo Interamericano.
Estados Unidos expresó varias veces en 2022 su preocupación por el recorte de libertades civiles derivado del estado de excepción que impulsó Bukele para conducir detenciones masivas de pandilleros pero que llevó a inocentes a la cárcel.
El mandatario salvadoreño subió entonces el tono y acusó a la Administración de Biden de respaldar a los pandilleros a diferencia del gobierno anterior del republicano Donald Trump (2017-2021), de quien dijo sí apoyó la seguridad de El Salvador.
Y cuando Bukele anunció su intención de buscar un segundo mandato, algo inconstitucional según juristas y defensores de derechos humanos, Estados Unidos le exigió que cumpliera con la Constitución.
Sin embargo, y ante la gran popularidad que acumuló el mandatario en su país, Estados Unidos comenzó a mediados del año pasado a dar “señales muy claras de que estaba girando hacia una postura de acomodación con Bukele”, apunta Shifter.
La canciller salvadoreña, Alexandra Hill, visitó a Blinken en agosto en Washington y el encargado del Departamento de Estado para América Latina, Brian Nichols, se reunió en octubre en San Salvador con Bukele.
Durante esa visita, Nichols matizó el tono sobre la constitucionalidad de la reelección de Bukele al asegurar que ese es un tema que debía quedar en manos de “la decisión de los salvadoreños”.