Una adolescente de 14 años fue encontrada sin vida con signos de estrangulamiento en una habitación de un hotel de mala reputación ubicado en el mercado Lagos Galindo, entre sexta y séptima avenida de Comayagüela.
La víctima fue identificada como Keiby Nayeli Flores Molina, conocida como “La 220”. Familiares informaron que la joven enfrentaba problemas de adicción a las drogas. Según el informe policial, el cuerpo fue hallado debajo de una cama, mostrando claras señales de estrangulamiento.
Las autoridades policiales iniciaron una investigación para dar con el paradero del responsable de este crimen, que se suma a la preocupante ola de feminicidios en Honduras, donde la violencia de género sigue cobrando vidas de manera alarmante.
Organizaciones defensoras de derechos humanos señalaron que el caso de Flores Molina refleja la desprotección de adolescentes y jóvenes en comunidades vulnerables. Un testigo de la zona relató:
“Ella venía a quedarse aquí, la conocíamos como ‘La 220’. Tenía familiares, pero no sabemos si vivían cerca. Era delgada, pero no estamos seguros si vendía ropa o si trabajaba en otra cosa”.
Según datos oficiales, hasta el 27 de agosto pasado, 161 mujeres fueron asesinadas en el país, cifra que también incluye a menores de edad. Ante este panorama, organismos internacionales y locales han urgido al Estado hondureño a implementar políticas efectivas de prevención y protección para niñas y adolescentes expuestas a la violencia.
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La víctima fue identificada como Keiby Nayeli Flores Molina, conocida como “La 220”. Familiares informaron que la joven enfrentaba problemas de adicción a las drogas. Según el informe policial, el cuerpo fue hallado debajo de una cama, mostrando claras señales de estrangulamiento.
Las autoridades policiales iniciaron una investigación para dar con el paradero del responsable de este crimen, que se suma a la preocupante ola de feminicidios en Honduras, donde la violencia de género sigue cobrando vidas de manera alarmante.
Organizaciones defensoras de derechos humanos señalaron que el caso de Flores Molina refleja la desprotección de adolescentes y jóvenes en comunidades vulnerables. Un testigo de la zona relató:
“Ella venía a quedarse aquí, la conocíamos como ‘La 220’. Tenía familiares, pero no sabemos si vivían cerca. Era delgada, pero no estamos seguros si vendía ropa o si trabajaba en otra cosa”.
Según datos oficiales, hasta el 27 de agosto pasado, 161 mujeres fueron asesinadas en el país, cifra que también incluye a menores de edad. Ante este panorama, organismos internacionales y locales han urgido al Estado hondureño a implementar políticas efectivas de prevención y protección para niñas y adolescentes expuestas a la violencia.
