Una serie de imágenes satelitales tomadas por la empresa de observación espacial Planet Labs y publicadas este martes por la cadena estadounidense CNN indican que Rusia se estaría preparando para reanudar los ensayos de un nuevo misil de crucero de propulsión nuclear.
La noticia llega en medio de crecientes tensiones entre Moscú y Washington por el futuro del tratado de control de armas nucleares New START, él último que sigue en pie entre ambas potencias y el cual debería extenderse en 2021 aunque las partes han manifestado sus reservas.
Las fotos reproducidas este martes muestran una actividad intensa en un centro de pruebas en el norte de Rusia conocido como Pankovo y el cual se creía fuera de uso.
Pankovo es el lugar donde anteriormente se probó el nuevo misil de crucero con capacidad nuclear Burevestnik, según indicaron Michael Duitsman and Jeffrey Lewis, investigadores en el Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, que trabaja junto a Planet Labs.
Las pruebas del Burevestnik aparentemente se detuvieron en 2018, luego de que imágenes tomadas en aquel momento mostraran el presunto desmantelamiento del sitio de pruebas.
“Pero las nuevas fotos satelitales indican que la pausa concluyó”, indicaron Duitsman y Lewis a la CNN.
“Las actividades y las nuevas construcciones son consistentes con la reanudación de los vuelos de prueba del misil de crucero de propulsión nuclear Burevestnik”, agregaron.
Se cree que Rusia condujo al menos un vuelo de prueba del nuevo misil de crucero, cuya propulsión nuclear es un hito en el desarrollo de estas armas. Fue en noviembre de 2017, también en el norte de Rusia y cerca del Ártico, y se cree que no tuvo éxito.
En marzo de 2018, el presidente Vladimir Putin mostró un presunto video del misil en vuelo, asegurando que su desarrollo avanzaba.
De acuerdo a dos oficiales del gobierno de Estados Unidos citados por CNN, Rusia se prepara para realizar numerosas pruebas de misiles en el marco de su programa de armas avanzadas.
De hecho a comienzos de octubre Moscú anunció que había testeado con éxito un misil hipersónico en el Mar Blanco y un misil de crucero Oniks en el Ártico.
No está claro aún si la realización de estas pruebas, especialmente la del Burevestnik, en medio de las negociaciones para extender el New START muestran las intenciones de Moscú de abandonar el tratado o o son un intento de mostrar fuerza para presionar en las negociaciones.
El New START fue firmado en 2010 entre Estados Unidos y Rusia y limita el número de ojivas nucleares activas a 1.550 y el de misiles y bombarderos desplegados a 700. Se trata de uno de los tratados más importantes en la historia del desarme y la no proliferación nuclear, y construye sobre la base de los pactos START I – III y el SORT.
El 5 de febrero de 2021 el New START dejará de regir, pero existe la posibilidad de extenderlo hasta el 2026 y las negociaciones para lograr este acuerdo están en marcha.
Sin embargo, el aumento de tensiones entre Rusia y Estados Unidos en los últimos años y la progresiva salida de Washington de otros tratados importantes de no proliferación, como el INF de armas nucleares de rango intermedio y el de “Cielos abiertos”, han generado muchas dudas sobre el futuro del New START.
El principal negociador estadounidense, Marshall Billingslea, indicó el viernes pasado que los diálogos estaban estancados por las posiciones de ambos países, especialmente la de Estados Unidos de exigir que China participe del New START, a pesar de que su arsenal nuclear es limitado en comparación al de Washington y Moscú, o la voluntad de Rusia de que el acuerdo no incluya a misiles de crucero como el Burevestnik.
Aunque en las últimas semanas el presidente estadounidense Donald Trump ha dado la orden de avanzar para alcanzar un acuerdo antes de las elecciones, pautadas para el 3 de noviembre, y Rusia indicó que estaba dispuesta a mantener los límites actuales a sus armas nucleares si no había nuevos requisitos incorporados al New START.
Con o sin acuerdo, el desarrollo exitoso de misiles como el Burevestnik aumentarán las tensiones en el futuro cercano y harán crecer la amenaza de una nueva carrera armamentística entre Estados Unidos y Rusia.
Esto se debe a que un misil de crucero de propulsión nuclear, hasta el momento un arma que no existe en ningún arsenal del mundo, tendría potencialmente un alcance ilimitado, contando al mismo tiempo con la capacidad de volar bajo y maniobrando para evitar las defensas. Armado con una ojiva también nuclear, daría a Rusia la capacidad de atacar objetivos enemigos casi impunemente.
También son armas muy peligrosas para los propios usuarios, ya que montar un reactor nuclear en un misil, sin protecciones de ningun tipo, es una ida sumamente arriesgada qye eleva varias veces la probabilidad de un accidente catastrófico como el ocurrido en agosto del año pasado, cuando una explosión se produjo durante el testeo del motor del Burevestnik. Murieron cinco militares y una gran cantidad de materiales radiactivos contaminaron los alrededores.