Al dejar el cargo de presidente de Brasil este domingo, Jair Bolsonaro perdió el derecho al fuero especial popularmente conocido como privilegiado. Esto significa que ahora puede responder a procesos en la justicia común.
Mientras Bolsonaro fue presidente, el fuero privilegiado garantizaba que solo fuera objeto de investigaciones criminales con autorización del Supremo Tribunal Federal (STF).
Además, solo podía ser denunciado a la justicia por la Procuraduría General de la República (PGR), previa autorización de la Cámara de Diputados y el STF era el único tribunal que podía juzgarlo.
Ahora, en cambio, Bolsonaro puede responder de nuevo ante la justicia común y cualquier fiscal puede presentar cargos en su contra, que serán analizados por jueces de primera instancia.
Bolsonaro enfrenta distintas investigaciones autorizadas por el Supremo mientras fue presidente y acusaciones de crímenes hechas por una comisión parlamentaria que eran investigadas por la Procuraduría General.