La sequía y la contaminación se ensañan cada vez más con el lago Titicaca, compartido por Bolivia y Perú. En el pueblo boliviano de Cohana, los habitantes experimentan dificultades para la provisión de agua y alimentos tras la desaparición de un río que era afluente del Titicaca. A pesar del complejo panorama, un grupo de mujeres voluntarias contribuyen con labores de limpieza, con la esperanza de ayudar a preservar el lago, alrededor del cual viven casi dos millones de personas.
En Bolivia, las voluntarias aymaras Mujeres Unidas en Defensa del Agua claman por ayuda porque la sequía ha puesto en peligro la provisión de alimentos y de agua. Ellas también se han organizado para limpiar la basura que llega al lago Titicaca desde los municipios cercanos.
Una de las consecuencias del cambio climático y la sequía es la desaparición del río que pasaba frente al pueblo boliviano de Cohana y que era un afluente del Titicaca.
Donde hace dos años había un río, ahora hay un desierto con decenas de botes abandonados en tierra.
“Aquí había un río lindo, hasta pescados había, pero ahora así está, y mucho está afectando la contaminación. Ya no hay comida del ganado, ni para tomar agua, ni para lavar, no hay cómo vivir aquí (…) Sequía, totalmente. Este año no hay producción, ni para el ganado, ni para los humanos”, afirma a France 24 la vicepresidenta de esa organización y habitante de Cohana, Teresa Mendoza.
Fuente: France 24