Tegucigalpa, Honduras. – La niñez hondureña es una de las principales víctimas del desplazamiento forzado interno por violencia, según un alarmante informe del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
Entre 2019 y 2024, alrededor del 21% de todas las víctimas registradas fueron niñas, niños y adolescentes, sumando un total de 3,736 casos que exponen su extrema vulnerabilidad.
En ese período de cinco años, la institución atendió 7,095 quejas por desplazamiento que afectaron a 18,066 personas en total. Las causas más denunciadas que obligaron a las familias a huir fueron amenazas (43%), extorsión (10%) y el asesinato de familiares (10%).
El informe muestra una preocupante tendencia creciente. Mientras que en 2020 se documentaron 152 menores afectados, la cifra se disparó a 568 en 2021, 871 en 2022, y alcanzó un pico de 1,243 en 2023. Este último dato representa un promedio de tres niños desplazados cada día, o uno cada ocho horas.
Impacto en la Educación y la Salud Emocional
Elsy Reyes, coordinadora de la Defensoría de Movilidad Humana del Conadeh, explicó que la niñez en edad escolar es la más golpeada. «La afectación no solo es emocional, sino también en su seguridad y en su protección porque tienen que salir huyendo de su lugar de residencia junto con sus padres, situación que los expulsa del sistema educativo», declaró.
Los datos lo confirman: los niños entre 6 y 12 años representan el 37% de los casos, seguidos por los menores de 5 años (26%) y los adolescentes de 13 a 17 años (25%). Reyes agregó que esta situación genera un quiebre en el entorno social de los menores y afecta su salud física y emocional al perder el contacto con su comunidad.
Concentración Geográfica del Problema
El fenómeno está fuertemente concentrado en las zonas más pobladas y con mayor incidencia criminal del país. El 84% de todos los casos de desplazamiento infantil se registran en solo cinco departamentos:
- Francisco Morazán: 40%
- Cortés: 28%
- Choluteca: 6%
- Atlántida: 6%
- El Paraíso: 4%
Estos datos confirman la gravedad del desplazamiento forzado como una crisis humanitaria que afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables.