El cambio en el estilo de trabajo de miles de personas en Nueva York tras la pandemia ha afectado a la actividad económica de numerosas empresas de esta ciudad. Los trabajadores ahora sólo tienen que acudir a su puesto laboral tres días a la semana y teletrabajan otros dos.
Algo que ha sido positivo para ellos, ya que ahorran dinero y tiempo en tráfico, pero negativo para varios sectores.
El trabajo en remoto ha cambiado drásticamente el ritmo diario de Nueva York y le está saliendo caro a la ciudad. La presencia en las oficinas se ha reducido un 30%, porque cada vez más empleados solo pasan por ellas tres días a la semana: martes, miércoles y jueves. De viernes a lunes ellos y su dinero se quedan en casa, teletrabajando.
Esta nueva rutina laboral le está costando a la ciudad neoyorquina más de 12.000 millones de dólares anuales que los trabajadores solían gastarse en bares, restaurantes y entretenimiento, según un análisis del economista Nicholas Bloom, de la Universidad de Stanford.
El informe explica que cada trabajador está dejando de gastar un promedio de 4.700 dólares menos al año. Y esto influye directamente en las arcas de la ciudad, que también han visto como se reducen sus ingresos.
La ciudad que nunca dormía ahora descansa a ratos.