La costa este de EEUU se ha convertido en un cementerio de ballenas muertas. Todas, con una misma causa de muerte. Ésta es la razón.
23 ballenas han amanecido muertas en EEUU, en un periodo de poco más de dos meses.
Algunos de los ejemplares pertenecen a especies en peligro crítico de extinción, como la Ballena franca del Atlántico norte. A la lista se apilan los cadáveres de jorobadas y minke, que perdieron la vida a lo largo de sólo una semana.
En sí misma, la cifra es escandalosa: decenas de ballenas encallando en la costa este de Estados Unidos no son casualidad. Aunque el saldo es menor a años anteriores, los científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) están preocupados.
La mortalidad no ha cedido. Por el contrario, desde hace 6 años, la tendencia se ha mantenido. Aunque la mayoría son ballenas jorobadas, ejemplares de especies muy amenazadas también figuran entre los decesos documentados.
En las autopsias, una misma causa de muerte impera entre las víctimas: choques contra barcos industriales.
Hasta ahora, se sabe que la principal causa de las muertes de ballenas en EEUU son lesiones de gravedad. En un segundo plano, se identificaron lesiones leves o padecimientos ‘subletales’, como los describe la NOAA en su portal oficial sobre eventos inusuales de mortalidad.
Los investigadores saben que estas heridas son producto de colisiones contra embarcaciones grandes y enredo de cuerdas pesqueras, que las privan de la vida en el momento del accidente o algunos días más tarde:
“Dado que la última estimación preliminar sugiere que quedan menos de 350 ballenas francas del Atlántico norte, las muchas ballenas individuales involucradas en la UME son un revés significativo para la recuperación de esta especie en peligro de extinción”, denuncia la institución.