El globo espía, un complemento para los satélites

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El supuesto globo espía chino detectado por Estados Unidos, que según fuentes del Pentágono ha sobrevolado durante varios días su territorio, es una muestra del uso creciente de una tecnología que en algunos casos puede sustituir a los satélites, tanto en sus aplicaciones civiles como militares.

Basado en el globo aerostático, el invento desarrollado por los hermanos Montgolfier, y equipados con aparatos de espionaje, especialmente una cámara, los globos espía sobrevuelan una zona determinada con el objetivo de recopilar información.

Su altura de vuelo oscila entre los 24.000 y los 37.000 metros, muy superior a la de los aviones comerciales, que no superan los 12.000 metros. Además de la posibilidad de incluir un radar son propulsados con energía solar para controlar su vuelo.

El primer uso de los globos aerostáticos en el campo militar se remonta a la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), cuando aprovechaban la altura para vigilar las líneas enemigas.

Por otro lado, su coste económico es mucho menor, ya que no necesitan la compleja infraestructura de la puesta en órbita de los satélites y son fáciles de recuperar. Además, aunque los globos no se pueden operar de manera directa, pueden ser guiados en un área amplia y cambiar su altitud.

En cuanto a las desventajas, hay que señalar que no ofrecen el mismo nivel de “vigilancia persistente”, una estrategia que analiza el nivel de eficacia en las tareas de vigilancia y defensa de este tipo de aeronaves, incluidos los drones. Tampoco marcarían una diferencia importante en comparación a las redes de satélites actualmente en órbita alrededor de la tierra.

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