El papa Francisco abrió este miércoles 4 de octubre la primera reunión mundial de líderes de la Iglesia, o sínodo, en cuatro años, con la que marca un momento decisivo para su agenda reformista. Sobre la mesa hay llamados a tomar medidas concretas para elevar a más mujeres a roles de toma de decisiones en la Iglesia, incluso como diaconisas, y para que los fieles católicos del común tengan más voz en la administración de la Iglesia.
Una cumbre del Vaticano que genera tanto esperanza como resistencia. Con una misa en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco inauguró formalmente la reunión mundial de líderes de la religión católica, o sínodo, para tratar el futuro de la Iglesia católica.
El pontífice apuntó a “reparaciones” para convertir a la iglesia en un lugar de “bienvenida para todos”. Un pronunciamiento a favor de cambios que cuenta con el respaldo de los progresistas, pero despierta alarma entre los conservadores del clérigo.
Y es que en la agenda de prioridades hay llamados a ascender a más mujeres a roles de gran valor en la iglesia, incluso como diaconisas; formas de dar una mejor inclusión a los católicos de la comunidad LGBTIQ+; nuevas medidas de rendición de cuentas para verificar cómo los obispos ejercen su autoridad para prevenir abusos; el impacto del cambio climático en los pobres y que los feligreses del común tengan más voz en la iglesia.
Si bien en este encuentro del Vaticano no se tomará ninguna decisión vinculante y es solo la primera sesión de un proceso de dos años, la cumbre subraya la aguda línea de división entre la línea liberal y conservadora de la Iglesia y marca un momento decisivo para Francisco y su propuesta de reformas.
El pontífice argentino conoce las fricciones que generan sus llamados a reformas, pero insiste en asumir los desafíos.
En su homilía, el papa recordó que San Francisco de Asís también enfrentó divisiones y tensiones a lo largo de su vida y respondió con oración, caridad, humildad y unidad cuando le pidieron “reconstruir” la iglesia.
“¡Hagamos lo mismo! (…) Y si el pueblo santo de Dios con sus pastores de todo el mundo tiene expectativas, esperanzas y hasta algunos temores sobre el sínodo que iniciamos, sigamos recordando que no es una reunión política, sino una convocatoria en el espíritu. No es un parlamento polarizado, sino un lugar de gracia y comunión”, recalcó el máximo representante del Vaticano.
Antes de que iniciara la reunión, se sentó un precedente histórico, debido a que el papa decidió permitir que las mujeres y los laicos votaran junto a los obispos en cualquier documento final que sea elaborado.
Aunque menos de una cuarta parte de los 365 miembros votantes no son obispos, la reforma es un alejamiento radical de un sínodo de obispos tradicionalmente centrado en la jerarquía.
Fuente:France24