En Occidente despierta controversia, pero en China fue recibido como una superestrella. El director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, fue acogido esta semana con entusiasmo en el gigante asiático, con fanáticos refiriéndose a él como el «camarada Musk».
En la segunda economía del mundo, poseer un vehículo eléctrico Tesla se ha convertido en los últimos años en el marcador social de la clase media.
Y el éxito de este multimillonario de 51 años, nacido en Sudáfrica, pero que tiene también las nacionalidades estadounidense y canadiense, levanta gran admiración.
Zhu Qi, dueña de un Tesla en la ciudad de Changsha (centro), lo admite sin pelos en la lengua: dice que venera a Musk por su «gran carisma personal y su excelente constancia en su campo».
«China no es aún un país muy abierto, así que el hecho de que venga gente como él y comparta con nosotros una parte de sus conocimientos es algo importante, de lo que podrían inspirarse nuestro país y nuestros dirigentes», estima esta profesora universitaria de 33 años, en declaraciones.
«Debido a nuestro sistema de educación focalizado en los exámenes, creo que es difícil que China produzca a alguien como Musk, que ha adquirido el estatuto de dirigente mundial en base a sus intereses personales», agrega.
Musk, que es también dueño de Twitter (inaccesible en China) realiza su primera visita en más de tres años a China, tras el levantamiento de la política de cero covid. Llegó el martes a Pekín y el miércoles viajó a Shanghái.