Una sucesión de conversaciones reservadas en Paris que protagonizaron Mohammed bin Abdulrahman Al Thani -primer ministro de Qatar-, William Burns -Director de la CIA- y David Barnea -director del Mossad- permitieron abrir una nueva instancia de negociación diplomática para obtener un cese del fuego entre Israel y el grupo terrorista Hamas.
Las conversaciones de fin de semana transcurrieron en un escenario complejo en Medio Oriente: el Gabinete de Guerra de Israel exhibe distintas opiniones para enfrentar la batalla en Gaza, el régimen iraní aún acomoda sus piezas políticas tras la muerte de Ebrahim Raisi, y la situación en el sur de la Franja empeora por los enfrentamientos armados y la escasa ayuda humanitaria.
Mientras Benjamín Netanyahu sostiene que el esfuerzo bélico en Rafah puede colocar en una posición de fuerza a Israel al momento de negociar el cese del fuego y la libertad de los rehenes, Gadi Eisenkot -uno de los líderes opositores que actúa como observador en el Gabinete- aseguró lo contrario en el Parlamento.
En Irán, la muerte súbita de Raisi -causada por un accidente aéreo- abrió una compleja situación política que recién podría aplacar después de las elecciones presidenciales, previstas para el 28 de junio.
Las conversaciones diplomáticas no serán sencillas. Hamas pretende un cese del fuego definitivo, el retiro inmediato de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el control de Gaza sin intervención terceros estados o de fuerzas de paz enviadas por las Naciones Unidas.
Israel, en cambio, propone un tregua transitoria para obtener la liberación de los rehenes que secuestro Hamas durante su ataque terrorista del 7 de octubre. Y una vez que se cumpla este capítulo clave del cese del fuego, terminar con la tregua y continuar la guerra para exterminar a Hamas.
Este escenario de negociación incluye además ciertas particularidades. Hamas no quiere entregar a todos los rehenes -una exigencia absoluta de Israel-, y reclama por la libertad de cientos de palestinos acusados de terrorismo. En números: la organización apoyada por Iran entregaría a 33 secuestrados por 330 palestinos presos.
A través de Burns, la Casa Blanca planteó en Paris que se debe garantizar la ayuda humanitaria constante en el sur de Gaza, adonde se encuentran casi un millón de refugiados. Barnea -director de la Mossad- y Al Thani -primer ministro de Qatar- coincidieron en el reclamo.
Estados Unidos exigió a Israel que suspendiera su ofensiva final sobre Rafah, ante la presión internacional y el impacto negativo que causa la guerra en la campaña electoral de Biden. Netanyahu aceptó rediseñar su plan bélico, pero los últimos bombardeos en Rafah y sus consecuencias humanitarias volvieron a tensionar la relación bilateral entre Jerusalem y Washington.
En el Ala Oeste de la Casa Blanca, adonde están los consejeros de Seguridad Nacional de Biden, se sostiene que cada acción militar en exceso de Israel condiciona las negociaciones con Hamas para obtener la libertad de todos los rehenes secuestrados el 7 de octubre.
En las últimas horas, un ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel impactó sobre un campo de evacuados en Rafah. La fiscal principal del Ejército israelí, Yifat Tomer Yerushalmi, abrió una investigación interna para deslindar responsabilidades.
“El incidente fue muy grave”, reconoció la fiscal Yerushalmi en conferencia de prensa.
Las negociaciones lideradas por Qatar, y respaldas por Estados Unidos, reiniciarían en Doha antes que concluya la semana. Estarán condicionadas por los últimos hechos en Rafah, la situación interna en Israel y la transición política en Irán, que es principal sostén del grupo terrorista Hamas.