El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció el sábado que aceptaba la renuncia del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, de su segundo al mando en el ministerio y de un asesor presidencial.
El ministro del Exterior, Francisco Bustillo, ya había dimitido el pasado miércoles tras las filtraciones de unas grabaciones en las que parece pedirle a una exfuncionaria que no entregue evidencia relacionada con una investigación en curso sobre dicho pasaporte.
Lacalle Pou, que pasó todo el día reunido con miembros de la coalición de gobierno y de la oposición por este tema tras regresar el sábado de un viaje a Estados Unidos, anunció que Nicolás Martinelli reemplazará al ministro del Interior, y que el actual ministro de Industria, Omar Paganini, sustituirá al canciller. Además, nombró a Pablo Abdala como subsecretario de Interior.
Los cambios se harán efectivos a partir del lunes, señaló.
“El pasaporte había que darlo de acuerdo a la ley y los decretos actuales”, señaló el mandatario uruguayo, descartando que hubiera algo ilícito en la entrega del pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset. “Aun sabiendo que era Marset, el pasaporte había que darlo”, reiteró Lacalle Pou, que se vanaglorió del buen funcionamiento de la institucionalidad en el país.
“Tengo la tranquilidad” de que los funcionarios que estaban hasta el día de hoy y han presentado su renuncia “actuaron de acuerdo a la ley”, señaló el mandatario.
“No nos gusta que un narco tenga un pasaporte, por supuesto que no, pero eso es la ley vigente”.
El documento fue emitido mientras Marset estaba detenido en Dubái en 2021.
El escándalo saltó a la luz pública esta semana, cuando se hicieron públicos unos audios en los que Bustillos parecía pedir a la viceministra de Relaciones Exteriores, Carolina Ache, que no entregara su teléfono a los investigadores de la causa. Bustillos habría querido evitar que estos hubieran podido ver las conversaciones que Ache sostuvo con otro funcionario que le había advertido —en relación a la emisión del pasaporte— que Marset era un peligroso narcotraficante.
Ache presentó su renuncia el año pasado y testificó ante la fiscalía uruguaya en la semana, poco antes de la renuncia del canciller.