Los 56 millones de habitantes de Inglaterra volverán al confinamiento domiciliario a partir del jueves y hasta el 2 de diciembre en un intento de frenar el avance de la pandemia de coronavirus, anunció el sábado el primer ministro británico Boris Johnson.
“Tenemos que ser humildes ante la naturaleza”, afirmó en rueda de prensa al anunciar que todos los comercios no esenciales cerrarán y los ingleses no podrán salir de casa salvo para cuestiones esenciales como comprar comida o acudir al médico. Escuelas y universidades seguirán sin embargo abiertas.
“A menos que actuemos podríamos ver las muertes en este país alcanzar miles por día”, agregó junto a sus principales consejeros científico y médico, Patrick Vallance y Chris Whitty.
Desde el jueves 5 de noviembre y hasta el 2 de diciembre, los 56 millones de habitantes de Inglaterra solo podrán salir de casa para comprar comida, acudir al médico, hacer ejercicio o ir a trabajar si les es imposible hacerlo a distancia, explicó.
Todos los comercios no esenciales y los locales de ocio tendrán que cerrar, pero a diferencia del primer confinamiento guarderías, escuelas y universidades permanecerán abiertas. Las medidas serán debatidas y votadas por el parlamento el miércoles.
Muy criticado durante la primera ola por haber reaccionado tarde y posteriormente por las graves consecuencias del confinamiento en la economía británica, Johnson se había resistido a volver a imponer medidas a nivel nacional. Fue duramente atacado por la oposición laborista cuando se supo que había rechazado un corto confinamiento de dos o tres semanas preconizado a mediados de septiembre por sus consejeros científicos.
Pero el Reino Unido, país más castigado de Europa como más de 46.500 muertes confirmadas por covid-19, ve como bate con fuerza una segunda ola. El sábado superó el millón de positivos: 1.011.660 casos de covid-19 desde principios de año.
“Desastrosas” repercusiones económicas
El norte del país, en torno a ciudades como Liverpool y Mánchester, ya estaba bajo fuertes restricciones, con cierre de bares y prohibición de reunirse con familiares y amigos con quienes no se conviva.
Pero un estudio publicado el jueves por el Imperial College London e Ipsos Mori lanzó la alerta sobre la rápida propagación del virus más al sur, que podría rápidamente encontrarse al mismo nivel. Así, Johnson se vio empujado por sus asesores a frenar ahora la disparada en los contagios, con la esperanza de poder permitir que las familias se reúnan en Navidad.
Estas medidas solo afectan a Inglaterra, porque cada una de las cuatro naciones que forman el Reino Unido decide sus políticas sanitarias. Los más de tres millones galeses ya fueron reconfinados hace una semana por su gobierno regional durante 17 días.
Se temen en particular las consecuencias económicas, después de que el FMI avanzase esta semana una caída del 10,4% del PIB británico en 2020, peor de lo previsto.
Las repercusiones serán “desastrosas” en la hostelería y la restauración, denunció en Twitter Kate Nicholls, directora general de UK Hospitality, pidiendo mayor apoyo financiero del gobierno. En opinión de Stephen Griffin, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Leeds, “este déjà vu (…) era totalmente evitable” si se hubiese mantenido el control de la epidemia mediante un sistema eficaz de pruebas y rastreos.
Esta vez “espero que el tiempo ganado con el segundo confinamiento se utilice correctamente y el Reino Unido pueda finalmente emular a los países donde la epidemia está controlada” como Corea del Sur o Australia, agregó.
Francia y Alemania también atraviesan una segunda ola de contagios. Al respecto, los gobiernos de ambos países decidieron implementar medidas para frenar la expansión del virus.
El país galo anunció un nuevo confinamiento a nivel nacional para intentar controlar la pandemia. La medida entró en vigor el viernes y se extenderá, al menos, hasta el 1 de diciembre.
En concreto, bares, restaurantes y todos los negocios no esenciales deberán permanecer cerrados. No obstante, a diferencia del confinamiento de dos meses impuesto entre marzo y mayo, las escuelas seguirán abiertas con “protocolos sanitarios reforzados”. Mientras que las instituciones de educación superior deberán operar de manera virtual. “Si en dos semanas tenemos la situación bajo un mejor control, podremos revaluar las cosas y abrir algunos negocios, en particular para las vacaciones de Navidad”, expresó el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Alemania, por su parte, no decretó un confinamiento pero sí impuso fuertes restricciones a la vida pública y la actividad económica. A partir del 2 de noviembre, bares y restaurantes deberán permanecer cerrados, mientras que se prohibirán las actividades de ocio, toda oferta cultural y el deporte aficionado en espacios cerrados.
Asimismo, quedan estrictamente prohibidos los desplazamientos turísticos nacionales y se limitarán al mínimo los contactos sociales: las reuniones podrán ser de un máximo de 10 personas de dos hogares distintos.
Todas las competiciones deportivas profesionales se desarrollarán a puertas cerradas y, mientras sea posible, seguirá abierta la actividad escolar y el comercio.
“Debemos encontrar una vía para garantizar la salud pública y no llegar a una situación de emergencia nacional”, manifestó la canciller de Alemania, Angela Merkel.
(EFE/AFP/Infobae)