Nada molestó más a la hinchada del Bernabéu que el desinterés y el exceso de confianza. Es parte de la exigencia del club, que no perdona la desidia. En un grupo glorioso en Europa, no fue una rareza que tirase este Madrid Ligas anteriores en tardes en que la victoria se daba casi por descontada. Pocas tan pésimas como frente al Cádiz, un equipo rotundo y superior que no regateó ni un gramo de esfuerzo ni de fútbol. El repaso fue tan clamoroso en el primer tiempo que Zidane metió cuatro cambios al descanso, reconocimiento implícito del fracaso de salida. En muchas ocasiones anteriores al Madrid le dio el arreón para salvar un punto. Se estrelló contra un conjunto que ya ganó en San Mamés en inferioridad numérica, y que disfruta de los mismos puntos que el vigente campeón de Liga. Ahí es nada.
Uno de los gestos más hermosos del Real Madrid, vestido de rosa en batalla contra el cáncer de mama, fue el preludio de uno de los peores partidos que se recuerdan. Se puede culpar a la rotación de Zidane, a la presencia de jugadores sin ritmo de competición. No conviene. Exculparía al equipo en bloque, salvo Courtois, de una actitud pésima, sin interés ni la aplicación mínima, fue atropellado por un Cádiz extraordinario. Porque no hay que restar ni una alabanza al conjunto amarillo, que avisó al minuto con un tiro cruzado de Negredo que sacó Ramos bajo palos y acumuló cinco ocasiones claras en un espectacular cuarto de hora inicial.
Marcó Lozano, levantando suave, tras un regalo con la cabeza de Negredo y un servicio largo preciso de José Mari. Pero antes pudieron anotar Negredo, por dos veces, y Cala (gran mano e Courtois). Tuvo suerte el Madrid de encarar el tramo central del primer tiempo sólo con 0-1. Se asentó con la pelota desde entonces, pero chocó con el orden y la solidaridad cadistas. Tan pronto se desplegaban con criterio, con Salvi abusando del costado izquierdo, como cerraban líneas para evitar apuros. Con Modric y Kroos en el medio, Lucas y Vinícius en las bandas e Isco liberado, el Madrid fue un desastre también con la pelota. Generó un par de tiros lejanos y poco más pese a disponer de más de un 70% de posesión.
Volcado sobre el campo contrario, el equipo de Zidane quedó expuesto a las contras, y también tuvo mucha suerte en ese aspecto. José Mari, inmenso, sirvió a Lozano un mano a mano. Courtois evitó lo que no pudieron corregir Ramos y Varane, mal parados. Y casi en el descanso, el meta belga se contagió del naufragio y erró en un centro lateral que no pudo concretar de nuevo Lozano. Zidane y Bettoni apuntaban en la carpeta del segundo entrenador las probabilidades para dar la vuelta a semejante desaguisado.
Cambio masivo
En esos días en que un entrenador quisiera cambiar al equipo entero, Zidane retiró a Ramos, Modric, Isco y Lucas. Metió músculo y ordenó juego directo. Si Negredo -o similar- fuera local sería entendible. Un delantero de referencia, vamos. Pero Asensio, Benzema y Vinícius son de balón al verde, de pared y desmarque. En 20 minutos de segundo tiempo el Madrid contuvo la sangría atrás, pero sólo generó un par de opciones: un tiro de Vinícius que se fue alto y un cabezazo del brasileño, tras salida en falso de Ledesma, que se escapó con toda la portería libre.
¿Y el Cádiz? Pues siguió a lo suyo, defendiendo con aplicación. Perdió a Lozano, golpeado por Ramos en un lance que el colegiado señaló como falta del atacante, pero Malbasic supo generar problemas a los defensores junto a Negredo, que tuvo incluso un cabezazo para ampliar la renta. Nada que reprochar a los amarillos, que acusaron el desgaste en el tramo final.
Entró Jovic para el desenlace. No tiene suerte el chico, que marcó a pase de Benzema. Gol anulado por fuera de juego claro del francés, que agradeció la libertad de movimientos. En una arrancada desde línea de medios buscó el remate lejano y lo estrelló con violencia en el travesaño. Fue la mejor ocasión local, una jugada elaborada entre un aluvión de centros sin sentido. Nada salió bien a Zidane, ni el plan inicial ni las correcciones. Total, el Cádiz se llevó un triunfo histórico, el primero en casa blanca, con todos los honores. Deja al Madrid en la peor predisposición para encarar a Shakhtar, Barça y Borussia Monchengladbach. Urgen cambios. Muchos.
(MARCA)