El impulsor de la protección de este enclave único en los años setenta considera fundamental recuperar la ganadería tradicional y las vías pecuarias para mejorar la resistencia del país al cambio climático
Hace 48 años, el naturalista Jesús Garzón (Madrid, 1946) llevó a cabo una lucha quijotesca para salvar Monfragüe, el parque nacional amenazado por las llamas
Este histórico del ecologismo español lo intentó todo para llamar la atención sobre el enorme valor de este paisaje de bosque mediterráneo, pero al ver que las máquinas excavadoras no se detenían se puso a buscar fondos para arrendar él mismo las fincas en peligro.
Parecía una locura, pero consiguió dinero de filántropos extranjeros, de Félix Rodríguez de la Fuente, de organizaciones ecologistas, de colectas ciudadanas, incluso puso de su propio bolsillo.
Así salvó este impresionante valle de los buitres, donde se juntan el río Tajo y el Tiétar, que poco después fue declarado parque natural en 1979 y alcanzó la máxima protección en España en 2007, al convertirse en parque nacional.
A sus 76 años, Garzón no ha abandonado las batallas que parecen imposibles y estos días está en las montañas de Guadarrama, entre Madrid y Segovia, con el rebaño de 1.200 ovejas y 200 cabras del Concejo de la Mesta con el que reivindica la importancia de recuperar a los pastores y la trashumancia.