Todos los sindicatos franceses organizan este martes la tercera jornada de huelgas y manifestaciones, después de las protestas masivas del 19 y del 31 de enero, contra la reforma de las pensiones del Gobierno del presidente, Emmanuel Macron, que acaba de iniciar el debate parlamentario de forma accidentada.
Como en las dos jornadas anteriores, los paros se hacían sentir esta mañana sobre todo en el transporte público, en la enseñanza o en la energía, por ejemplo con la anulación del 20% de los vuelos previstos en el aeropuerto parisino de Orly, el segundo del país.
La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) había prevenido desde el domingo de que a causa de los trabajadores que se han declarado en huelga tiene que suprimir entre la mitad y dos tercios de los trenes de alta velocidad (TGV).
Enfrente, el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, encargado de defender la reforma, insistió este martes en otra entrevista en que “es necesaria” si se quiere conservar el régimen por reparto, en el que los actuales trabajadores pagan las pensiones de los jubilados.
El principal eje de la reforma es el retraso de la edad mínima de jubilación de los 62 años actualmente a 64, y una aceleración del aumento del periodo de cotización necesario para tener una pensión completa, que pasará de 42 años ahora a 43 en 2027.