Los expertos señalan a la VOA que Nicaragua ve a China como «un salvavidas» en medio del aislamiento de la comunidad internacional que acusa al gobierno del presidente Daniel Ortega de «violar los derechos humanos».
El convenio más reciente firmado a mediados de octubre por Beijing y Managua pretende habilitar el aeropuerto internacional “Punta Huete”, según anunció el Ministro de Transporte de Nicaragua, Óscar Mojica, quien anunció el contrato con la empresa china CAM Engineering Co., Ltd.
Dicho aeropuerto, construido por los sandinistas con el apoyo de Cuba y la ex Unión Soviética en la década de 1980, fue la base militar más grande de Nicaragua durante el primer gobierno sandinista entre 1979 y 1990, pero se encontraba abandonado.
Mojica señala que el proyecto “será un pilar fundamental para promover el intercambio, el turismo y el comercio entre Nicaragua y el mundo”, sobre todo porque hay un solo aeropuerto en el país, pero ¿qué hay tras esto?
Parsifal D’Sola Alvarado, director de la Fundación Andrés Bello, un centro de investigación chino-latinoamericano, señala que uno de los principales intereses de la política exterior china es aislar diplomáticamente a Taiwán, sobre todo en Centroamérica, donde Taipéi aún tiene presencia.
Y el experto considera que por otro lado, China representa para Managua “un salvavidas” en medio del aislamiento que vive el gobierno de Daniel Ortega que es acusado de violaciones a los derechos humanos.
“Uno de los principales intereses de la política exterior china es aislar diplomáticamente a Taiwán. Centro América y el Caribe son regiones donde aún persisten lazos diplomáticos con Taipéi. He ahí el principal objetivo de China en Nicaragua y su vecindario”, dice Parsifal.
En Centroamérica, hay dos países que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán: Belice y Guatemala. De hecho, recientemente el mandatario Alejandro Giammatei viajó a Taiwán, provocando el enojo de China que protestó por dicha acción.
“En cuanto a Managua, dada su deteriorada relación con Washington, China ofrece una alternativa de financiamiento e inversión, como también validación y legitimidad política a nivel internacional”, comenta el especialista.
Parsifal agrega que las autoridades en Beijing no priorizan los problemas domésticos de Nicaragua, dado que su relación con Managua es primordialmente un cálculo político, no económico.