La escalada militar entre Azerbaiyán y la región de Nagorno Karabaj ha acentuado la crisis humanitaria que vivía la zona desde hacía meses por el bloqueo azerbaiyano. Durante el conflicto, el Gobierno karabají prácticamente no ha recibido ninguna ayuda internacional y se ha visto obligado a aceptar una propuesta de alto el fuego que genera incertidumbre.
La incertidumbre reina nuevamente en la población armenia de Nagorno Karabaj. Luego del anuncio de “operaciones militares antiterroristas”, Azerbaiyán lanzó ataques a gran escala sobre posiciones militares y asentamientos civiles. Durante más de 24 horas, el sonido de la artillería y la alarma de ataques aéreos invadió la capital, Stepanakert. Inmediatamente, la población se resguardó en refugios subterráneos para ocultarse de los misiles, los vehículos aéreos no tripulados y la aviación militar que amenazaban las zonas pobladas.
Según datos publicados por la Defensoría de los Derechos Humanos de Nagorno Karabaj, se registraron más de 200 muertos, entre los cuales diez son civiles -cinco niños- y al menos, 400 heridos. A su vez, las redes sociales de usuarios armenios están desbordadas de publicaciones sobre civiles perdidos con los que no ha sido posible establecer contacto. La comunicación con las aldeas se ha cortado desde el 19 de septiembre, al inicio de la escalada de violencia. Según la información oficial, los aldeanos esperan a ser evacuados.
En este contexto, el exministro de Estado de Nagorno Karabaj, Artak Beglaryan, emitió una declaración en la que calificó el contexto como “genocidio sangriento” y expuso la necesidad inminente de que las autoridades karabajíes tomen una decisión “por más difícil que sea” para poner fin a las agresiones.
Sin alternativa más allá de la aceptación del cese al fuego
El presidente de Nagorno Karabaj recientemente electo, Samvel Shahramanyan, convocó a una sesión urgente del Consejo de Seguridad para discutir sobre las próximas medidas. Al finalizar, se publicó la decisión de aceptar la propuesta de cese el fuego del mando de las tropas pacificadoras rusas. Todo indicó que Nagorno Karabaj y Azerbaiyán habían llegado a un acuerdo. La parte azerbaiyana debía detener el fuego a cambio del desarme total del Ejército de Defensa karabají.
La población padeció la noticia; aunque gran parte de los sectores sociales sospechaban que no había más alternativa ante el rítmico incremento de las víctimas. Las autoridades de Nagorno Karabaj lamentaron que la falta de reacción por parte de la comunidad internacional y sanciones al régimen del presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, los colocaba en una posición apretada.
El desentendimiento del Gobierno de Armenia también contribuyó al aislamiento de Nagorno Karabaj. Inmediatamente después del anuncio del acuerdo, el primer ministro Nikol Pashinyan indicó que Armenia no interfirió en la redacción del documento y reiteró que su país no intervendría en ninguna operación. Señaló que, al ser éste el objetivo de la cúpula azerbaiyana no cederá a la provocación. Una vez más, Pashinyan insistió que Armenia no cuenta con unidades ni equipamiento militar en el territorio de Nagorno Karabaj desde 2021