Muere en Brasil el indígena del hoyo, que se resistió a cualquier contacto durante casi 30 años

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El indígena conocido como “indígena Tanaru” o “indígena del hoyo”, que vivió aislado durante cerca de tres décadas en el estado brasileño de Rondonia, en la frontera con Bolivia, fue hallado muerto por la Fundación Nacional del Indígena (FUNAI) el martes pasado.

 

La Fundación explicó que el hombre falleció por causas naturales, confirmó esta

información durante el fin de semana.

Era conocido como el «hombre del hoyo», dado que en las chozas en las que vivía había siempre un agujero en el suelo. La mayoría estaban vacías y se cree que los usaba como escondites, pero otros tenían estacas con punta en el interior, por lo que se sospecha que podría haber sido usados para cazar animales.

 

En los alrededores de las 53 chozas que ocupó a lo largo de los años, se han detectado plantaciones de maíz y mandioca, como así también frutas como banana y papaya.

El hombre había sido localizado en la tierra indígena Tanaru, ubicada en el estado de Rondonia, cerca de la frontera con Bolivia, y desde entonces era seguido y protegido por la Funai.

 

En 2018, un grupo perteneciente a la Funai se topó de casualidad con el hombre en la selva y lograron filmarlo por un par de segundos, mientras hachaba un árbol con un arma que parecía ser un hacha.

 

En las décadas que siguieron al momento en que la etnia fue detectada y se comenzó a monitorearla, todos los familiares y amigos del hombre fueron asesinados en diversas instancias, lo que terminaron por convertirlo en el último miembro sobreviviente de su tribu.

 

El hombre se resistió de manera feroz a la posibilidad de ser contactado por alguién. Puso tramas y atacó con arcos y flechas a quien intentara entrar en contacto con él.

Una muerte sin señales de violencia

 

La institución informó de que no se encontraron vestigios que indiquen la presencia de otras personas cerca de la choza, así como tampoco había señales de violencia o de lucha, puesto que los utensilios utilizados por el hombre se encontraron en su lugar habitual.

 

Cuando lo encontraron, su cuerpo estaba en estado de descomposición, y como estaba adornado con plumas de colores brillantes las autoridades creen que se había preparado para su muerte.

 

Un grupo de peritos de la Policía realizaron una primera inspección al cadáver, que será sometido a una autopsia por un médico forense de la Policía Federal.

Para llevar a cabo los trabajos de monitoreo del indígena, se usaron drones y un escáner en tres dimensiones, así como se recolectaron diversos vestigios en el lugar donde vivía, que también serán analizados.

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