A 10 años de creada, la Ruta de la Seda impulsa esfuerzos de China para ampliar influencia en América Latina

El gigane asiático ha penetrado en Latinoamérica a través de préstamos de sus bancos.

China ha presionado en Latinoamérica para expandir sus inversiones y comercio. Su Iniciativa la Franja y la Ruta (BRI), que cumple una década, hace prever que reforzará aún más su presencia en una región rica en materias primas y que por décadas fue considerada área de influencia de EEUU.

Durante años, China ha estado buscando expandir su influencia en América Latina, una región rica en recursos naturales y considerada dentro de la esfera de influencia de Estados Unidos. Desde el lanzamiento de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) hace una década, el alcance de Beijing se ha ampliado a través de préstamos, acuerdos comerciales e inversiones en infraestructura, así como en la extracción de minerales.

Hasta ahora 21 países latinoamericanos se han unido a la BRI, incluidos Nicaragua y Argentina el año pasado. Después del lanzamiento de la iniciativa en 2013, la inversión de China en la región aumentó, pero los analistas y los datos muestran que ha disminuido en los últimos años. Mientras tanto, el comercio entre China y América Latina continúa expandiéndose, aunque Estados Unidos sigue siendo el mayor socio comercial de la región.

La creciente presencia de China en América Latina ha generado reacciones encontradas. Algunos países han acogido con satisfacción las oportunidades de inversión y comercio que ofrece el gigante asiático, mientras otros han expresado preocupación por su creciente influencia y su potencial para socavar los intereses estadounidenses en la región.

Juan Pablo Cardenal, experto en política y economía china y coautor de “La silenciosa conquista china”, afirma que la influencia de Beijing en la región varía según el país, las condiciones sociales y políticas y la disponibilidad de los recursos naturales que el gigante asiático necesita para satisfacer las demandas de su sector manufacturero.

«China utiliza sus préstamos y su dinero como estrategia de penetración en toda América Latina y en otras partes del mundo», afirmó Cardenal.

Venezuela y la lección para China

Cuando China dirigió por primera vez su atención a América Latina, Venezuela era un objetivo clave por su estatus como un importante productor de petróleo con estrechos vínculos con EEUU, antes del ascenso al poder de Hugo Chávez, dijo Parsifal D’Sola, fundador y director ejecutivo de la Fundación Andrés Bello, con sede en Bogotá, Colombia.

Sin embargo, el desembolso por parte de Venezuela de enormes sumas de recursos de bancos estatales provenientes de Beijing, calculados en alrededor de 65.000 millones de dólares, ha servido como advertencia para China.

“Al 2023, después de más de 60.000 millones de dólares en préstamos, ni China ni Venezuela tienen algo que mostrar por hecho, estamos hablando que no hay ni un sólo proyecto”, dijo D’Sola a la VOA. Desde entonces China ha pasado a trabajar más entre bastidores para recuperar los préstamos de Venezuela y dejó de invertir dinero en el país, añadió.

“Se suponía que Venezuela iba ser el primer país con el primer tren bala de la región. No se hizo. El fuerte de ese dinero se suponía que iba ser utilizado en la infraestructura petrolera y gasífera del país, que implosionó», explicó D’Sola.

«Visto desde Beijing, Venezuela no cumplió con su parte del trato, porque este iba ser el ejemplo de cooperación China-Latinoamérica y terminó siendo todo lo contrario”, agregó D’Sola.

Desafiando las sanciones estadounidenses, Venezuela ha utilizado su petróleo para pagar miles de millones de dólares en deuda con China. Millones de barriles de petróleo venezolano han sido renombrados y enviados a China, según un informe de Reuters de 2022 basado en fuentes familiarizadas con el asunto.

Carlos García

Editor

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