Amenazas, pagos y “amor” envuelven a más mujeres en trasiego de droga a cárceles

Amenazas de muerte, por remuneración económica y por “amor” son los principales argumentos que manifiestan mujeres sorprendidas a diario tratando de introducir cocaína y marihuana al interior de las cárceles de Honduras.

Estas féminas consideradas como “mulas” son utilizadas por redes del narcotráfico con líderes que operan en el interior de los recintos penitenciarios, recurriendo a diferentes modalidades para que la “encomienda” no sea detectada, obligando a las autoridades a ir un paso adelante en los controles con fuertes inversiones en tecnología.

Entre las “ingeniosas” formas se ha descubierto droga “caleteada” en madera, muebles, palos de escoba, tacones, calzado, platos de comida, pero especialmente en partes íntimas de féminas, de varones y en acciones condenables donde utilizan, incluso a niños.

La Fundéu RAE patrocinada por la Agencia Efe y la Real Academia Española, refiere la palabra mula a la persona que trafica con drogas y transporta la mercancía en su cuerpo y usa el término mulero para quien contrata y controla a otros para que hagan de mulas.

En uno de los casos recientes, este fin de semana, la Policía Militar del Orden Público (PMOP) y el Instituto Nacional Penitenciario (INP), detuvo una mujer que introdujo drogas dentro del pañal de su bebé durante el desarrollo de la visita especial, en el Centro Penal de Morocelí, El Paraíso, conocido como “La Tolva”,

De acuerdo al reporte preliminar, “se inspeccionó a una joven identificada como Ana Jakelin García Cruz (25), residente en la colonia Cerro Grande, extremo norte de Comayagüela y quien cargaba en brazos a un menor de dos añitos de edad, lloraba y mostraba su incomodidad”.

Carlos García

Editor

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