En la audiencia general, tras la catequesis, Francisco recordó el sufrimiento de la guerra en Europa del Este y rezó por la paz ante el icono de Nuestra Señora del Pueblo, muy querida por ucranianos y bielorrusos. En su saludo a los peregrinos polacos, recordó el ejemplo de Benedicto XVI: «Que su fe los estimule en su crecimiento espiritual, basado en la verdad del Evangelio».
El Papa Francisco volvió a pedir que no se olvide «a la martirizada Ucrania, siempre en nuestros corazones». «A este pueblo que está experimentando un cruel sufrimiento le expresamos nuestro afecto, nuestra cercanía y nuestras oraciones».
Tras estas palabras, el Pontífice se detuvo unos instantes en silencio ante el icono conocido como Nuestra Señora del Pueblo, venerada en la misma Ucrania y en Bielorrusia, «rezando por ese querido país y por la paz».