Violencia, maras y «mano dura» ¿Qué está pasando en Honduras y por qué se habla de un «efecto Bukele»?

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La ola de violencia en el país centroamericano y el clima de inseguridad, han provocado que el gobierno de Xiomara Castro redoble su estrategia de «mano dura», mientras activistas advierten sobre el peligro del «enfoque Bukelista» en la llamada Guerra contra las Pandillas en El Salvador.

 

En una muestra de fuerza, el gobierno de Honduras puso en marcha un operativo diseñado para reducir la influencia de las bandas criminales, los mayores responsables de la ola de inseguridad y violencia que sufre el país centroamericano.

 

Esta estrategia de «mano dura» contra el crimen en Honduras comparte muchos elementos en común con el enfoque del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en su publicitada «Guerra contra las Pandillas».

 

En Honduras, la muerte a finales de junio de 23 personas en menos de 24 horas, apenas cinco días después del fallecimiento de 46 reclusas tras una reyerta entre maras rivales en una cárcel de mujeres, empujó a la presidenta Xiomara Castro a repensar su promesa de desmilitarización y a dar luz verde a una operación policial militar para recuperar el control de las prisiones y tratar de contener a las pandillas.

 

Allanamientos, toques de queda, revisiones exhaustivas en las prisiones, investigaciones en busca de funcionarios corruptos e incautaciones de armas y municiones forman parte de las «medidas drásticas La ola de violencia en el país centroamericano y el clima de inseguridad, han provocado que el gobierno de Xiomara Castro redoble su estrategia de «mano dura», mientras activistas advierten sobre el peligro del «enfoque Bukelista» en la llamada Guerra contra las Pandillas en El Salvador.

 

En una muestra de fuerza, el gobierno de Honduras puso en marcha un operativo diseñado para reducir la influencia de las bandas criminales, los mayores responsables de la ola de inseguridad y violencia que sufre el país centroamericano.Esta estrategia de «mano dura» contra el crimen en Honduras comparte muchos elementos en común con el enfoque del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en su publicitada «Guerra contra las Pandillas».

 

En Honduras, la muerte a finales de junio de 23 personas en menos de 24 horas, apenas cinco días después del fallecimiento de 46 reclusas tras una reyerta entre maras rivales en una cárcel de mujeres, empujó a la presidenta Xiomara Castro a repensar su promesa de desmilitarización y a dar luz verde a una operación policial militar para recuperar el control de las prisiones y tratar de contener a las pandillas.

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