Joe Biden y su homólogo israelí, Isaac Herzog, abordaron el martes las tensiones en torno a una polémica reorganización judicial dentro de Israel que el presidente estadounidense ha tachado de obra de un gobierno «extremista».
Biden recibió a su homólogo israelí, Isaac Herzog, en el Despacho Oval de la Casa Blanca y le dijo: «Sabes que mi amor por Israel está muy arraigado y es duradero».
Pero el afectuoso saludo no ocultó una división en torno al impulso divisivo del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu para reformar el sistema judicial y ampliar los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados.
El presidente Isaac Herzog, que desempeña un papel principalmente ceremonial en Israel, se apresuró a abordar la controversia sobre las reformas judiciales, que ha desencadenado gigantescas protestas callejeras de opositores que acusan a Netanyahu de montar una toma de poder.
«Es un debate acalorado, pero también es una virtud y un tributo a la grandeza de la democracia israelí», dijo a Biden. «Permítanme reiterar, claro -claro como el agua- que la democracia israelí es sólida, fuerte y resistente».
La visita de alto nivel de Herzog -que incluye un discurso ante una sesión conjunta del Congreso el miércoles- fue una oportunidad para que el Washington oficial subrayara su apoyo a una de las alianzas más estrechas y trascendentales de Estados Unidos en cualquier parte del mundo.
En su discurso de apertura, Biden hizo hincapié en la determinación de Washington de impedir que Irán llegue a poseer un arma nuclear y también habló del deshielo diplomático regional que ha llevado a Israel y a los países árabes a estrechar sus lazos.
Pero la presencia de Herzog se vio empañada por la sombra del líder con el poder real en Israel: Netanyahu.
Las relaciones entre Netanyahu y el gobierno de Biden han sido difíciles desde que éste hizo su reaparición política al frente de una coalición de partidos de extrema derecha y ultraortodoxos en diciembre.
Algunos legisladores del Partido Demócrata de Biden han manifestado que están considerando la posibilidad de boicotear el discurso de Herzog ante el Congreso en señal de protesta.