Miles de capitalinos siguen refugiándose en los balnearios de los alrededores de la ciudad para sofocar el calor que en estos días superan los 35 grados. Al mismo tiempo, aprovecha para pasar un momento en familia, divirtiéndose bajo el sol y la frescura del agua de las piscinas con sus toboganes.
El histórico balneario San Francisco y Sol Arena, en salida al norte de la capital, son dos destinos tradicionales en esta temporada veraniega.
Son, también, las opciones más económicas cuando el bolsillo no ajusta para ir a las playas o a viajes más lejanos por interior del país. Hasta aquí llegan los bañistas en excursiones, en parejas, grupos familiares y de todos los rincones de la capital.
Unos son estudiantes, que no quieren saber nada de tareas y trabajadores a quienes les han dado libre los primeros días de la semana y a partir de mañana deben retomar sus faneas.
En el primer grupo, está Nahomi Gúnera, quien llegó desde Los Pinos, con toda su familia. Se divertía acariciando el agua y capeándose de los chapuzones de otros bañistas ensayando clavados de todos modos. La diversión para ella se extenderá toda la semana y no descarta ir a parar a las playas de la costa norte.
Todo lo contrario para Lucine, Loyda y Ernomi, hermosas misquitas, pero residentes en la zona de la Kennedy y Las Palmas. Aprovecharon a darse un “chapuzón” antes de retornar al trabajo en los días mayores de la semana. Se contagiaban de la música disco que sonaban en los altos parlantes del local, bailando suavemente, platicando entre risas y otras veces modelando sus buenas figuras.
Una mirada general por todo el balneario daba la idea de lo bien que lo estaban pasando, mientras un sol penetrante quemaba las espaldas a quienes se tiraban como lagartos en la orilla de las piscinas. Los adultos mayores, en cambio, alternaban con siestas bajo frondas palmas y árboles nativos de la zona.
