Colombia y México muestran un frente unido para cambiar la política regional contra las drogas

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, estuvo en la sureña ciudad de Cali, en Colombia, para discutir temas de narcotráfico con su homólogo Gustavo Petro.

López Obrador fue recibido con honores militares el viernes 8 de septiembre por el canciller colombiano Álvaro Leyva. Un encuentro entre los dos gobernantes progresistas en el marco de una cumbre latinoamericana sobre drogas que busca determinar el futuro de la lucha contra el narcotráfico.

Los presidentes dialogaron «sobre el proceso de Paz Total en Colombia, así como la integración latinoamericana mediante el fortalecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños», según un comunicado de la cancillería mexicana.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se abrazan durante la clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas "Por la vida, la paz y el desarrollo", durante la visita del presidente mexicano, en Cali, Colombia, el 9 de septiembre de 2023.

Pero el foco fue la forma de abordar la lucha contra el tráfico de drogas. Tanto México como Colombia padecen la inseguridad y la violencia ligada al narcotráfico que tiene como principal destino Estados Unidos.

Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, intenta una salida dialogada a seis décadas de conflicto armado, por medio de negociaciones de paz con todas las organizaciones ilegales del país, primer productor de cocaína en el mundo.

Petro y López Obrador, en varias ocasiones, se han mostrado críticos con el enfoque represivo de Estados Unidos en el combate a la producción y tráfico de estupefacientes. Los mandatarios coinciden en un tratamiento más integral que prevenga el consumo y no castigue a los agricultores.

Petro ha tildado a la guerra contra las drogas de «irracional».

“La política llamada guerra contra las drogas ha fracasado, no sirve, si la continuamos vamos a sumar otro millón de muertos en América Latina y vamos a tener más Estados fallidos y quizás la muerte de la democracia en nuestro continente”.

Por su parte, López Obrador ha calificado a esta guerra de «hipócrita».

Ambos presidentes coinciden en un cambio de medidas. Petro propuso que todos los presidentes de América Latina y el Caribe se unan en una “voz diferente” para “dejar de repetir un discurso fallido que mira las drogas como un problema militar y no como un problema de salud de la sociedad”, expresó el mandatario colombiano.

El presidente mexicano coincidió con su par colombiano y aseguró que para enfrentar el flagelo de la drogadicción se debe atender sus causas bajo un nuevo criterio alejado de las medidas coercitivas.

“Tenemos que luchar primero contra la pobreza, contra la desigualdad para enfrentar el problema de la violencia, hay que ofrecer empleos, buenos salarios, atender a los jóvenes, garantizarles la oportunidad de estudio, de trabajo (…) Atenderlos, darles opciones es quitarles el semillero a las bandas de la delincuencia, que no los enganchen”, dijo AMLO.

Con miras a una respuesta regional contra las drogas

El documento final de la cumbre reúne recomendaciones de los países latinoamericanos que participaron del evento y propone crear un grupo de seguimiento integrado por representantes de los Estados de la región.

Todo ello con el objetivo de crear una política que permita abordar el problema de las drogas con un enfoque en los derechos humanos, el cuidado del ambiente, el respeto por las tradiciones campesinas e indígenas, la salud mental, la protección comunitaria y el combate a la desigualdad social.

El documento que selló la conferencia y que se presentará en una cumbre mundial en 2025 también incluye la necesidad de contrarrestar el flagelo de las drogas apuntando a sus causas estructurales, como la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades y la violencia. Así como impulsar proyectos de desarrollo en comunidades que cultivan coca, la materia prima de la cocaína, garantizando su tránsito a actividades lícitas.

Los firmantes se comprometieron a la implementación de políticas públicas sobre la base de un nuevo paradigma que busque reducir la demanda de drogas, así como romper los vínculos “nefastos” entre el narcotráfico y otros delitos como el tráfico ilegal de migrantes, el lavado de activos, la tala ilegal, el tráfico de armas y la corrupción.

De acuerdo con el Informe Mundial de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, más de 296 millones de personas consumieron sustancias ilícitas en 2021, lo que representa un aumento del 23% respecto a 2011.

Naciones Unidas también detalló que las personas con trastornos por consumo de drogas aumentaron en el mismo periodo a 39,5 millones, es decir, un incremento del 45%.

Carlos García

Editor

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