La coordinadora de la ONU en Honduras dice que «ya basta» de asesinatos de mujeres en el país

La coordinadora residente de las Naciones Unidas en Honduras, Alice Shackelford, dijo este miércoles que «ya basta» de asesinatos en contra de las mujeres en el país y advirtió de que la ONU va a seguir «levantando la voz» para que «se elimine» la violencia de género.

«Es momento de decir ya basta alrededor de la pérdida de la vida de mujeres», dijo Shackelford a periodistas, en solidaridad con el asesinato de tres mujeres en la isla de Roatán, en el Caribe de Honduras, que fueron halladas el martes en el interior de un vehículo y cuyo «principal sospechoso» es el estadounidense Gilbert Santiago Reyes.

Las tres mujeres fueron identificadas como Dione Solórzano, Nikendra McCoy y María Antonia Cruz, quienes desaparecieron después de haber salido el domingo en compañía de Reyes, quien el lunes viajó a Estados Unidos, al parecer a California, según versiones extraoficiales que han trascendido desde Roatán.

Reyes había sido pareja sentimental de Dione Solórzano, con quien al parecer tuvo un hijo.

Shackelford lamentó que las hondureñas «no han tenido un sistema de protección» y pidió a Honduras decir «no a los feminicidios y a la violencia contra las mujeres».

«Desafortunadamente Honduras sigue siendo el país con las más altas tasas de feminicidio en el mundo», enfatizó la coordinadora de la ONU, quien aseguró que Naciones Unidas va a seguir «levantando la voz» para que se «elimine la violencia» contra mujeres y niñas.

La «normalización» de la violencia contra las mujeres en Honduras es motivo de preocupación para Shackelford, quien pidió a los hondureños «levantar la voz» contra ese flagelo.

Además, considera necesario tener «estrategias y políticas mucho más contundentes y más fuertes» contra la violencia de género en Honduras, donde al menos 11 mujeres han muerto violentamente este año.

Los cadáveres de las tres mujeres, en avanzado estado de descomposición, fueron extraídos hasta hoy del interior del vehículo, que fue dejado abandonado en una propiedad privada, en el sector de French Key.

Los cuerpos fueron llevados a laboratorios de Medicina Forense en San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras, en el norte del país, para que se les practique la autopsia.

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