Niña camino a su primera comunión fue símbolo de esperanza para Honduras tras el Mitch

Una niña en Tegucigalpa vestida de blanco, con una vela en su mano derecha caminando entre los escombros hacia una iglesia para hacer su primera comunión se convirtió en un símbolo de esperanza para Honduras pocos días después del paso del mortal huracán Mitch, hace 25 años.

Aquella niña, de velo, zapatos y medias, también de color blanco, bajaba de un barrio pobre de la capital, que estaba destrozada y con un enorme dique formado en el cauce del río Choluteca, que cruza la ciudad, cuando fue fotografiada por Estalin Irías, del diario El Heraldo, de Tegucigalpa.

Fotógrafo recuerda en el mismo sitio la foto de hace 25 años

La imagen de la menor hondureña, que quizá fue el mayor símbolo de que su país no estaba derrotado por el Mitch, trascendió al mundo a través de la Agencia EFE.

En la semana que se cumplen 25 años de que aquella tormenta tropical que, el 24 de octubre de 1998 se convirtió en el letal huracán Mitch, en el Caribe, Irías recordó el momento de su instantánea en el mismo sitio que la hizo.

«Veníamos con nuestro compañero Wilfredo Alvarado del sector de El Carrizal en un vehículo, cuando ya había movimiento más fluido por la bajada del barrio El chile al centro» de la capital, «y luego vi a la niña que se iba abriendo paso entre los escombros y la basura que había en este puente», recordó Estalin a EFE mientras mostraba la fotografía que hizo quizá hacia mediados de noviembre de 1998.

Al ver a la niña, en horas de la mañana, Estalin se tiró del coche para hacerle la foto, de la que dijo que muchas personas la describieron como «la fe inquebrantable que tenemos los hondureños».

Un fotógrafo de El Heraldo entre los desaparecidos

La imagen forma parte de la exposición fotográfica conmemorativa a los 50 años de la Agencia EFE en Centroamérica, que fue inaugurada el pasado día 11 en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET), que permanecerá abierta al público hasta el 18 de noviembre.

«Había dolor, destrucción, muerte, angustia, desesperación. El país estaba en caos y hacer esta foto fue como un arte de magia al ver a una niña de blanco, con su vela y zapatos blancos. Eso fue espontáneo, hice la foto tirándome del vehículo y fue algo hermoso», añadió el fotógrafo, quien con sus otros compañeros del diario tuvieron largas y agotadoras jornadas de trabajo durante el Mitch.

Estalin recordó además haber recogido imágenes de muchas personas muertas en el río Choluteca, en cuyas aguas también desapareció su compañero de trabajo, el también fotógrafo Víctor Sauceda, uno de los centenares de desaparecidos en Honduras que dejó el Mitch.

El huracán entró al Caribe hondureño con la categoría máxima de 5 y, por su descomunal fuerza, destrucción y muerte en Centroamérica, fue catalogado como el peor registrado en la historia.

Víctor Sauceda fue arrastrado por las aguas del río Chiquito, que en Tegucigalpa se une al Choluteca, que desemboca en el Golfo de Fonseca (Pacífico), cuando estaba en un billar situado en una esquina opuesta a la antigua Penitenciaría Nacional haciendo fotos de la situación de peligro que estaban viviendo los presos.

El inmueble del billar donde Víctor se había parapetado, fue arrancado por la fuerza del río, cuyas aguas también inundaron la Penitenciaría Nacional, arrastrando a varios reclusos.

«A los reos se los estaba llevando el agua, recuerdo haber fotografiado a uno que se había aferrado a unas ramas pidiendo auxilio», dijo Estalin.

Agregó que 20 minutos antes de que el río arrastrara el billar había hablado por última vez con Víctor, a quien se le sigue echando de menos en la redacción de El Heraldo.

Entre las miles de fotos que hizo Estalin durante el paso del Mitch, que como huracán se estacionó durante un día en la isla de Guanaja, a la que demolió, en el Caribe hondureño, recuerda también a muchos pobres que se convirtieron en «taxis humanos», cargando en sus espaldas a otras personas que no podían cruzar una hondonada con el agua que les llegaba arriba de las rodillas, en una zona de mercados capitalinos.

«Cubrimos toda esa destrucción bajo el agua. No fue fácil, no podíamos movernos a nuestros hogares, nos tocaba dormir en el periódico. Pero en esa foto -la de la niña camino a su primera comunión- se mira que la fe nace entre los escombros y aquí estamos 25 años después en este mismo panorama. Recuerdo esa mañana que tomé esta fotografía, como que si fuese hoy», acotó Estalin.

Mitch fue un fenómeno errático que en principio los pronósticos eran de que pasaría muy distante de las costas de Honduras, pero después de un día con el ojo del huracán sobre Guanaja, avanzó hacia tierra firme dejando en el país al menos 5.657 muertos, centenares de desaparecidos, más de un millón de damnificados y pérdidas por unos 6.000 millones de dólares, según fuentes oficiales.

Germán Reyes

Con información de EFE

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